Manhattan Beach-cap8

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Adam

Llevamos una media hora paseando por las calles de Beverly Hills. La pelinegra está flipando; cada vez que ve una tienda que parece cara dice, "Wow, es como en las pelis".

Sé que se suponía que íbamos a la playa pero de camino, vio el cartel de la zona y me pidió que le enseñara esta parte de la ciudad .
Me ha dicho varias veces ya que quiere un helado porque ha visto una heladería en una esquina. Yo le he dicho que nos lo comeríamos en la playa aunque no sé si después de este pateo me apetece ir a la playa.

—Awww mira que bonito— dice ella mientras mira un perro que parece una bola de pelo blanca.

—Si quieres te compro un plumero que viene siendo lo mismo— ella rueda los ojos en respuesta y sigue caminando alegremente.

No voy a mentir, me acuerdo de lo que dijo estando borracha, y lo tengo todo el rato en la cabeza, más de lo que me gustaría. Supongo que es normal, cuando te dicen cosas así no se olvidan fácil, ¿no?

Me detengo quedando detrás de ella; su melena se mueve mientras camina, se ve brillante con el sol dándole, esa falda le queda de lujo, y ya ni hablamos del bikini como parte de arriba. Me he dado cuenta de varias chicas mirando mal, por esta zona la gente suele vestir de marca y lo que la pelinegra estaba llevando es algo más ammm, para ir a la playa.

—Si tuviera dinero suficiente me lo compraría— aún estando algo lejos la escuché, creo que no pretendía decirlo para que lo escuchase si no para ella misma. Ya que no me mira.

Me acerco un poco y veo como mira un colgante con una estrella pequeñita, es de color dorado, con sus ojos quedaría genial. El precio es caro a si que doy por hecho que es de oro. No lo niego, es precioso, hasta a mi me darían ganas de llevarlo si lo tuviese.

Centro mi atención en la personita mirando el collar, creo que desde que llegó no había mirado nada con tanto aprecio; bueno solo los libros y las tortitas de Nick.
Me da algo de pena, ella no está acostumbrada a lujos ni mucho menos. Por lo que sé, que me ha contado Nick, siempre vivieron en una casa bastante normal, sin jardín ni mascotas. Una infancia bastante normal, entiendo que se asombre al ver todo esto.

Veo un destello de desilusión en su mirada y vuelve a hablar.

—Deberíamos de irnos ya a la playa..— lo dice con un tono que no me gusta, tampoco me gusta como desvía la mirada pasándola por el suelo y dejándola en sus manos las cuales se mueven algo rápido.

—Vamos, el coche no está muy lejos, hemos dado una especie de vuelta— digo evitando mis pensamientos. Después de lo que ha pasado lo único que debería de pensar es que es una carga, solo ha traído problemas.
Pero por algún motivo no es así, me mantiene ocupado, intentando descifrar en lo que estará pensando, o lo que va a hacer o responder. Y a veces me sorprende haciendo todo lo contrario a lo que yo pensaba.

Dominic

Estamos en el coche.
Beverly Hills es una pasada, hay tiendas súper caras y he visto una tienda de helados, pero el idiota me ha dicho que compraremos uno en la playa.

Antes de irnos vi un colgante precioso...tristemente nunca podría comprarlo, ni ahorrando por meses. Era de oro dorado, con una pequeña estrella colgando en el centro; me recuerda a uno que tenía de niña, solía decir que era un tesoro porque era dorado y bonito. Que tiempos.

La radio está apagada y no me había dado cuenta del silencio incómodo que se ha formado en el coche. Estoy mirando por la ventana mientras Adam repiquetea el volante con los dedos. Esto es raro.

—¿De qué vas a pedirte el helado?— intenta romper el silencio pero creo que su voz a sonado tan rara que empeora algo la situación.

—De nube— digo y sonrío porque es sabor favorito.

Él suelta una carcajada.

—¿Nube? ¿eso qué es?— calma su risa y me mira unos segundos antes de volver la vista a la carretera.

—Pues un sabor de helado, es azul con nubecitas rosas y blancas, aunque a veces es rosa— me muerdo el labio, tengo muchísimas ganas de comer helado.

El idiota me mira más de lo "normal" antes de volver a hablar.
—Dudo que haya de eso— ¿qué? pues claro que tiene que haber.

—Si no hay monto una manifestación— digo cruzándome de brazos— es el mejor sabor— finalizo la frase.

Él ríe, pero lo digo en serio.

—Bueno, pues estaré entretenido entonces— dice aparcando.

Me doy cuenta de que hemos llegado y no me molesto en ocultar la sonrisa que se plasma en mi rostro. Me bajo y cuento la puerta evitando dar un portazo para que el idiota no me diga nada.

Es muy bonita, pero nada que ver con Venice Beach , era una zona más divertida , incluso acogedora. Como se veía en las fotos la arena es blanca, y el agua clara.

—¿Impresionada?— su voz me saca de mi momento apreciando la playa.

—Es preciosa, podría pasarme todo el día aquí solo viendo el agua—digo dirigiéndome a lo que parece la entrada de la playa.

—Se llama Manhattan Beach— dice mientras voy quitándome los zapatos para no mancharlos con arena.

No digo nada y sonrío al sentir el tacto de la arena entre mis pies.

Y ahí me doy cuenta que no podría estar en un sitio mejor ahora mismo. A pesar de que la compañía no es la mejor y que me está costando estar en una ciudad nueva sin poder hablar mucho con mis padres ya que trabajan todo el día; se está muy bien. Por fin después de cuatro años sin ver a Nick he tenido la oportunidad de no solo verle, si no de vivir con él, al menos por ahora.

Alguien a mi espalda me saca de mis pensamientos. Como siempre.
No me doy la vuelta, sé que es Adam.
No dice nada.

Los dos sabemos que nuestra "relación" no es la mejor, pero ahora mismo nos estamos llevando medianamente normal porque lo único que queremos es pelearnos aquí y solos .

—¿Vas a darte un baño?— su voz me hace tragar grueso. Esta más grave que de costumbre.

—Sí, no voy a desperdiciar estar aquí con este agua..— intento que mi voz no suene afectada, no termino de entender porque lo está pero necesito respirar hondo y alejarme de el idiota cuanto antes.

Me adentro en la playa y cuánto estoy en la mitad dejo mi toalla en la arena y me quito la falda.
Nunca he sido insegura de mi cuerpo, soy consciente de que no es perfecto, pero creo que cada uno tiene su cuerpo y sus gustos. No creo que sea necesario amargarme la vida pensando en a si alguien irrelevante le va a gustar o no mi cuerpo.

Dejo la falda en la toalla y corro hacia el agua sin pensármelo dos veces me sumerjo en lo que parece el reflejo del cielo.

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palabras:1248
empezado: 16 de septiembre
terminado: 16 de septiembre

•Holaa:), ¿Cómo estáis con la vuelta a clases? yo podría estar mejor JAJAJA. Por aquí otro capítulo, espero que os haya gusto, podéis dejármelo saber votando• <3

-isa

Un amor imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora