𝘾𝙃𝙄𝘾𝙊 𝙏𝙄𝙈𝙄𝘿𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉

Beso lento

Sus mejillas se tiñeron levemente de rojo, en parte por la rabia.

—Estás demente, no lo haré. —bufó.

—¿Entonces quieres ver cómo tu libro da un paseo por el inodoro? —sonrió divertido.

Yang abrió los ojos con horror. Ese tomo le había costado bastante caro, no podía tirar todo ese dinero a la basura.

Apretó los labios bajando la vista.

—¿No quieres otra cosa a cambio? —murmuró.

—No. Quiero besarte.

—Pero apenas me conoces. ¿Por qué querrías besar a un extraño?

—Porque me atraes.

—Pff, claro. A ti te atrae todo el mundo, ¿no?

—Vaya, ¿alguien te habló sobre mí? —sonrió de lado.

Jungwon sacudió la cabeza. —¿Qué más da? Solo dame el libro. —habló cada vez más irritado.

—El beso primero.

—¡Demonios, está bien! Pero si lo hago me dejarás en paz, ¿de acuerdo?

—Trato. —sonrió retrocediendo hasta un cubículo.

El castaño apretó los labios viendo alrededor. No podía creer lo que estaba a punto de hacer. Entró a pasos inseguros y con la vista baja, oyó a Park poner el seguro. Luego le vio sentarse, señalando sus labios, y frunció el ceño, extendiendo la mano.

Finalmente recibió su libro, y un instante después, sus muñecas fueron haladas repentinamente, haciendo que lo soltara.

Terminó sentado sobre las piernas de Jongseong, sin la posibilidad de levantarse al tener sus manos atrapadas tras la espalda del pelinegro. Le miró con las mejillas rojas. Estaba siendo demasiado.

—Me gusta esa expresión en tu rostro. —susurró el mayor, apartando unos mechones traviesos de la frente del contrario. Luego tomó sus mejillas suavemente, y atrapó sus labios en un beso lento, durante segundos que a Jungwon le parecieron eternos.

Se separaron.

—... ¿Y-ya me puedes soltar?

—No me besaste de vuelta.

—Agh, no me jodas. —frunció el ceño, quitando las manos de Park de sus mejillas, solo para sentirlas colarse por su cintura.

—¿Quieres saber algo más sobre mí, Yang? —murmuró con expresión seria. —Yo siempre, siempre me salgo con la mía. No intentes poner resistencia. Al final del día... te aseguro que serás solo mío. —susurró.