Price©✔️ (+18) #3 El Renacer

Capítulo 23

Observé como Joey sacó un arma y nos apuntó a mí y a Henry.

—No alarguemos más esto, si son tan amables de darme el PIANANO y el Hard Drive. —dice tendiendo una mano en nuestra dirección.

—¿Por qué haces esto? —le pregunté sin tener idea de porque se ha puesto en contra de sus propios compañeros.

—Porque esa es la primera fase de mi plan. —dice mientras sonríe malévolo.

Definitivamente, esta no es la misma persona de la cual llegué a enamorarme alguna vez.

—¿La primera fase? —pregunté.

—La segunda es deshacerse de Elena. —dice Daniel con un quejido.

—No hables idioteces, nunca se deshará de mí, vamos a casarnos. —dice ella mientras le brinda una sonrisa a Joey y este le da un beso en la mejilla.

—Para hacer eso, primero tendrá que divorciarse. —murmuró Daniel otra vez.

—¿Estás casado? —le preguntó ella dudosa.

—No les hagas caso amor, solo quiere distraerte.

—Porque no lo cuentas la verdad Joey, ¿o es que tienes miedo? —habló Henry.

—¿Qué verdad? —le preguntó ella mientras se alejó unos pasos de Joey.

—De que todo este tiempo te ha estado usando con un único objetivo en su mente. Te a engatusado, te ha seducido y dentro de unos minutos se deshará de ti. —le repitió Henry mientras la miró con lástima.

—¿De qué están hablando Joey?

Entonces muy rápido él giró el arma hacia ella y le disparó en el abdomen. El impacto hace que ella caiga al suelo gritando de dolor mientras se sujeta el abdomen del que brota la sangre. Intenté levantarme para ir en su ayuda, pero Joey vuelve a apuntar en nuestra dirección.

—¡Ni se te ocurra! —me dice mientras caminó hacia Elena—. Tarde o temprano tendría que deshacerme de ti.

—No te entiendo. —le dice ella en un gemido de dolor.

—Tu no eres ella. Mi esposa tiene grandes planes para el PIANANO. Tu solo has sido un peón en mi juego y a los peones, tarde o temprano hay que eliminarlos. —le dice mientras recoge el arma del suelo y le da una violenta patada en el rostro dejándola inconsciente.

Caminó nuevamente en nuestra dirección mientras nos apuntó ahora con las dos pistolas.

—Solo necesitaba dos cosas, el Hard Drive y a Henry.

—¿Por qué lo necesitabas a él? —pregunté sin entender nada.

—Porque es él único que tiene autorización para que liberen a mi esposa.

—¡Nunca lo conseguirás! —le grité, pero el solo sonrió.

—Tengo mis métodos de persuasión. Ya ella está aquí, pronto la conocerás. O, mejor dicho, la verás otra vez. Creo que ya ella tuvo el placer de conocerlos.

Miré a Daniel y a Henry.

—¿Quién es su esposa? —les pregunté sin entender nada.

Pero no tienen tiempo a contestar. En ese mismo instante las puertas se abren y veo entrar a una mujer que camina muy elegante en nuestra dirección.

—Vaya, vaya, que adorable reunión—dice mientras continuó caminando—. Pero si es el agente secreto, el gran jefe y la puta de Chicago.

En cuanto escuché esas palabras, sé quien es ella antes que se detenga frente a nosotros. Giselle.