Capítulo 11

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Aparqué el auto y me quedé mirando hacia la casa. Detrás de esa puerta está quien ha robado la información. Respiré profundo antes de bajarme del auto y caminar con paso decidido hacia la puerta. Toqué y esperé. Un minuto más tarde la puerta se abrió.

—Hola Kate, ¿qué haces aquí?

—Necesito hablar con Daniel.

—Entra, están en la terraza.

Entré y caminé hacia la terraza. Aun no sé cómo voy a abordar este asunto con él. Pero sé que no puedo hacerlo en frente de Stella. Llegué a la terraza. Stella y Daniel están conversando muy animados mientras sonríen. Me quedé parada por un momento admirando esa escena adorable hasta que Stella, que está sentada de frente a mi se percató de mi presencia.

—¿Kate? —preguntó preocupada.

Daniel se giró en mi dirección y en cuanto vio mi rostro dejó de reír.

—¿Qué sucedió? —preguntó mientras se levantó y caminó en mi dirección.

—Necesitamos hablar en privado. —le dije muy bajito, no quiero preocupar a Stella.

—De acuerdo, vamos a la biblioteca. —me dijo mientras tomó mi mano entre la suya

Entrelazó los dedos con los míos y me condujo hacia la biblioteca. En cuanto entramos cerré la puerta.

—Será mejor que te sientes. —le pedí muy seria mientras yo me senté a su lado.

Dejé el bolso a un lado, saqué lo que he impreso y se lo tendí. Daniel no necesitó mucho tiempo para percatarse de lo que le estoy mostrando.

—Yo no hice esto. —respondió frunciendo el ceño.

—Eso lo sé, pero alguien lo hizo desde tu máquina en el tiempo en que estuvimos en Londres.

—No tengo idea de quien pudo acceder y sacar esa información.

—Sea quien sea, quiere inculparte a ti. —le dije mirándolo a los ojos.

—Sí. Alguien con buenas habilidades de hacker—dijo pensativo—. Pero lo que más me llama la atención, es como entró en la empresa sin que nadie lo notase.

—Debe de trabajar en la empresa.

—Hay que revisar las cámaras de la oficina. —me dijo de repente.

—Sí. Esas cámaras no funcionan—le dije mientras me mordí el labio inferior—. Si funcionaran no te hubiese dejado hacer lo que hiciste en la oficina. —le dije recordando lo sucedido.

—Eso es algo que hay que solucionar. Tenemos la tecnología, deberíamos utilizarla—murmura mientras coloca sus manos en mis muslos—. Recuerdo que nos interrumpieron—dijo mirándome seductor mientras subió lentamente las manos—. ¿Y las del corredor? —preguntó deteniendo el avance de sus manos, haciendo que yo vuelva a pensar con coherencia.

—Hay que ver si esas captaron a quien entró en la oficina. —respondí mientras Daniel acercó sus labios a los míos.

—He hablado con Stella sobre asumir la dirección nuevamente. —murmuró contra mis labios mientras yo me mordí el labio inferior en anticipación de su beso.

—¿Y qué dijo? —le pregunté perdiéndome en su mirada.

—Que, si tu estás de acuerdo, no ve ningún problema en hacerlo oficial.

Daniel acercó sus labios a los míos, rozándolos. Pero por más que me tiente, no pienso ceder ante su ligera caricia. Movió las manos en mis muslos, colándolas por debajo de mi falda favorita, mientras subió los dedos hasta mi sexo, pero sin llegar a tocarlo. Y allí comenzó a deslizar los pulgares, trazando círculos en mi piel. Tocando ligeramente las bragas que llevo puestas.

Price©✔️ (+18) #3 El RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora