―¿Quién? ―pregunta Jimmy, que parece al borde de un ataque.
Ni Garret ni yo respondemos, me acerco a él y miro el portátil. Tiene la cuenta de Eileen. No tiene mucho dinero, pero recibe dos pagos mensuales que se gasta muy rápido. Uno con el asunto de «alquiler», que sale íntegro de nuevo, y el otro con el asunto de «crédito universitario», del que va tirando poco a poco. Gasta mucho dinero en ropa. De todas formas, me da igual en qué se lo gaste. Los nombres y los importes coinciden exactamente con los que salían de la cuenta de Sullivan.
―Robinson ―gruñe Jimmy, sobresaltándome un tanto. No sabía que le tenía detrás.
―No quería creerlo y... Supongo que sigo sin creérmelo ―les digo, con un suspiro―. Es como un hermano para mí, somos amigos desde la universidad. ¿Cómo puede haber ocultado quién es de verdad?
―Quizá es otro pobre pardillo enamorado de ella ―sugiere Jimmy, acariciándome un brazo con cariño.
―No. ―No quiero negar la realidad solo por mi cercanía con él―. El día que cenamos juntos tuve un mal pálpito y justo volvió a la ciudad a tiempo para mi ataque y para la muerte de Haggard. Tenía los nudillos despellejados y tiene una moto también. No sé si es la que nos siguió, lo dudo mucho, pero como mínimo sabe montar en moto. Y trabaja en Mayer y Miller. Así conoció a Eileen. Todo apunta a él.
―¿Y el último? Haggard, Eileen, Sullivan... Nos falta uno.
―Según las investigaciones de Christal, supongo que es Robert. No tiene sentido, creo ―les digo, paseando yo esta vez―. Pero es alguien cercano a él, como un padre. ¿Por qué me ayudó a sacarte si quieren meterte en la cárcel?
―Quizá tengan diferencias entre sí ―sugiere Jimmy―. Haggard no estaba de acuerdo con que me inculpasen, ¿no? Quizá Robert Robinson tampoco lo estuviera.
Me froto las sienes. Supongo que eso tiene lógica. No se ponían de acuerdo y Sullivan ha vuelto para hacer limpieza. Mató a Pool, me amenazó, mató a Haggard. Puede actuar de espaldas a su tío, pero eso significa que Robert es el siguiente que va a morir.
―¿Podemos usar algún teléfono sin quitar el inhibidor? ―pregunto a Garret, que vuelve a teclear en su ordenador, aunque no sé qué.
―El fijo ―responde Jimmy por él, antes de saltar sobre la barra para acercármelo. Luego le da un trago a palo seco a una botella de whisky.
Marco el número de Fred de memoria, mientras tamborileo en la mesa con los dedos. Estoy de los nervios. Jamás hemos estado tan cerca de los culpables, ni hemos estado tan en la cuerda floja. Me cuesta hasta respirar. Responde solo un par de tonos después. Debe estar también preocupado.
―¿Sí?
―Fred, soy Ada, necesito que después de dejar a Martha vayas al hotel más caro de la ciudad a buscar a Robert Robinson. No sé. Manda a tus hombres a los dos o tres más caros, en realidad. Estará escondido.
―¿Por qué? ¿Desde dónde llamas?
―Desde el fijo del club, no pasa nada, es que no tengo batería ―miento, porque no le dé más vueltas―. Creemos que Robert...
Jimmy aprieta el botón de colgar y le miro boquiabierta. ¿Qué hace? Está mortalmente serio y yo miro a Garret, a ver si alguien me explica que pasa. Pero este me mira tan serio como el primero.
―¿Vas a darle a nuestro hombre? No, Ada, la venganza es nuestra.
―Sullivan está haciendo limpieza. Va a matar a Robert. ¿Le prefieres muerto o en la cárcel?
―Prefiero matarle yo... ―replica con frialdad.
―Entonces no vas a tener nada. Sullivan le matará primero y luego tú irás a la cárcel igualmente. O puedes dejar que Fred le detenga, que vaya a la cárcel y, quizá, puedas matarle dentro, cuando estés esperando a que te pongan la dichosa inyección letal, por cabezón e idiota.
ESTÁS LEYENDO
El fuego no siempre quema
Mystery / Thriller🔥Ganadora Watty 2021🔥 Ada Irons quiere llegar a ser fiscal para ayudar a los buenos. Por eso sabe que bajo ningún concepto puede representar a alguien como James Burnside, un pandillero acusado de asesinar violentamente a cinco mujeres. Sin embarg...