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Seven

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Capítulo siete

Cuando llega Dick, le doy a papá el abrazo más fuerte que puedo sin aplastarle los huesos y le aseguro que estaré bien. 

- Sé que lo harás – dice con toda naturalidad. Miro la caja que tengo en mis brazos.

- Cuídate, papá. Llámame o mándame un mensaje si lo necesitas.

Asiente vigorosamente y sé que él también estará bien. De esos pocos años en los que me ha visto hacer artes marciales, no tengo la menor duda de que ha cogido algunos movimientos. Sólo que no lo admite.

Me vuelvo hacia Dick, que mira la caja. – Espero que no te importe que te traiga algo de ropa.

- Oh, claro. Toma, puedes ponerlo en la parte de atrás.

Le sigo hasta la parte trasera del coche, donde abre el maletero y me indica que deje la caja en el suelo. Después, se sube al asiento del conductor y yo al del copiloto.

Con un último saludo a papá, salimos de la entrada de mi casa y dejamos atrás D.C.

Pierdo la noción del tiempo cuando empiezo a mirar por el parabrisas, observando cómo pasan los coches. Hay un coche que viene hacia nosotros. No, estamos en el carril equivocado. ¿Por qué hay dos coches iguales? 

- ¡Natasha!

Suelto un suspiro que no sabía que había retenido. Mi mano se suelta del pomo de la puerta, lo que ha hecho que mis nudillos se vuelvan más blancos que el papel. Los coches están todos en los carriles de la derecha. Ya no viene nadie hacia nosotros.

- ¿Estás bien? Estás más pálido que un fantasma.

- Uh, sí. Lo siento. Es que... Nunca se hace más fácil dejar a mi padre, no importa cuántas veces me vaya por trabajo.

- ¿Quieres que me dé la vuelta? – Me mira las manos, que retuerzo en mi regazo mientras tiemblan.

- No, eh, está bien.

Unos minutos y algunas respiraciones profundas después, me encuentro de nuevo con cierta normalidad. Tan normal como puedo ser, al menos.

- Así que - empiezo, mientras Dick se dirige a la autopista. - Tenemos siete horas para matar, ¿verdad? ¿Por qué no me explicas todo sobre Rachel?

Dick se ríe. Se queda en silencio un momento, con los ojos concentrados antes de hablar, como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado. Luego resopla y empieza a hablar. 

- Hace unos dos días, uno de los otros policías trajo a una chica, Rachel Roth, para interrogarla por lanzar un ladrillo a uno de nuestros coches. Me hicieron ir a hablar con ella y, cuando lo hice, me reconoció, por alguna razón. Dijo que vino a buscarme porque me vio en uno de sus sueños, bueno, pesadillas. Obviamente, pensé que era una broma estúpida, así que dejé que otra persona se ocupara de ella, pero acabaron drogándola y llevándola a un edificio de apartamentos abandonado. Cuando la encontré allí, ella... mató al tipo que se la llevó, pero... No lo sé. Es difícil explicar cómo lo mató porque no vi exactamente lo que pasó. Todo lo que sé es que cuando entré en la habitación donde estaba ella, el tipo estaba tirado en su propia sangre, toda su sangre.