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girl wonder Capítulo trece
Aquella noche, descubro que el único canal disponible en la televisión está mostrando episodios consecutivos de Judge Judy. Me recuesto en la vieja y mullida cama y trato de concentrarme, pero mi mente se desvía hacia todo y cualquier otra cosa. Dick, mis poderes, Rachel, todo lo que ha ocurrido en Ohio. Todo está sucediendo tan rápido que siento que es la primera vez que por fin tengo la oportunidad de pensar.
Sin embargo, mis pensamientos no duran mucho. Mi teléfono se ilumina con una llamada entrante de mi padre que contesto en una fracción de segundo.
- Hola, papá
- Hola, Natty, ¿Cómo estás? - Su voz es como un soplo de aire fresco y de repente la cama ya no está tan abultada mientras relajo los hombros.
- Estoy bien. Un poco abrumado, pero está bien. Te echo de menos. ¿Estás sobreviviendo sin mí?
Se ríe. -Yo también te echo de menos. La verdad es que me va bastante bien. Tengo una cita este sábado-.
-No puede ser-, chillo. - ¿Me he ido unos días y te has buscado una dama? ¿Quién es ella?
- Su nombre es Imogen. Una de mis clientes. Sólo vamos a cenar, no es gran cosa
- Me alegro mucho por ti, papá. Lo digo en serio -, digo, sonriendo tan fuerte que casi me duele. Mi padre nunca ha estado realmente desesperado por encontrar una pareja, ya que está muy ocupado con el trabajo, así que es apropiado que encuentre a alguien a través desu trabajo.
-Todo lo que quiero es que seas feliz, así que oírte decir eso me reconforta mucho
Llaman ligeramente a mi puerta. Acercando el teléfono a mi pecho, grito: - ¡entra!
Mi corazón se acelera cuando Dick entra tímidamente en la habitación.
- ¿Mal momento? -, dice una vez que se da cuenta de mi teléfono. Sacudo la cabeza y levanto un dedo para decirle que espere.
-Papá, tengo que irme ya. No es que me necesites, ya que ahora tienes a Imogen-, sonrío.
-Ninguna mujer te reemplazará jamás, Natasha. Eres mi niña. Siempre lo serás-.
-Está bien, está bien, viejo, lo entiendo. Te quiero-.
Sé que pone los ojos en blanco al otro lado. -Yo también te quiero. Ten cuidado. No necesitas que te lo diga
-Por supuesto. Volveré a llamar pronto, ¿vale? -Jugueteo con el edredón sobre el que estoy sentada.
-Más te vale. Adiós, Natty.
-Adiós, papá.
-Eso ha sido muy bonito-, comenta Dick, con una ligera sonrisa en los labios una vez que cuelgo la llamada y dejo el teléfono.
