― ¡Y entonces…fui asombroso!
― ¡Bien, bien, bien, bien! ¡Es increíble!
―Lo sé. ―iban subiendo las escaleras, por el sexto piso que iban. Prusia se sentía tan emocionado que alguien le escuchara sus increíbles historias y le aplaudiera, sin embargo, la chica ya estaba cansada de subir, sus piernas sólo resistían hasta el quinto piso. ¿Cuánto faltaba para llegar a la bendita sala donde se encontraría ese país que lograría abrir su botella?
Sólo un piso más y llegarían.
Alivio fue para ella. Se detuvieron frente a la puerta de la sala, Prusia golpeó suave –sí, suave- y abrió Holanda con cara de…él mismo. No era una cara “¡Oh, vengan amigos míos, entren, les tengo hierba buena!”, pero era su cara, mirando a los dos. ¿Qué quieren?
― ¿Puedes ayudarnos? ―señaló Prusia a la mortal, quien alzó un poco la mano para saludar al rubio.
― ¿En qué? ―sin moverse de la puerta, se cruzó de brazos. El germano le explicó― No será gratis abrir esa botella, además, sólo es una botella.
―Deja atrás tu soberbia y sé más caballero, y no es cualquier botella.
―Alemania intentó abrirla y no funcionó. ―dijo ella, dando soporte a que no es cualquier botella.
Si Alemania no pudo con toda su musculatura, ¿qué podría hacer él? Haría el intento, dejándolos pasar.
― ¿Ya estás fumando? ―medio bromeó Prusia al olfatear el ambiente.
―Calmo las tensiones.
― ¿Abrirás mi botella viendo elefantes rosados? ―preguntó sonriente Anni, recibiendo apoyo moral de Prusia con más chistes― Si fumas de la buena, ¿por qué no te hace sonreír como a todo el mundo?
―No responderé a eso. Dame la botella. ―extendiendo la mano, ella se la entregó. Al primer intento, no abrió. Holanda frunció el entrecejo.
De nuevo.
De nuevo.
Y de nuevo.
Prusia y Anni optaron por prepararse un sándwich y verlo.
―Prusia, ven aquí ―de repente, el holandés lo llamó. Éste se acercó sin entender―. Sostén bien la botella, yo giraré la tapa, pero sostenla bien.
―Bien. ―acertó, sujetando con todas sus asombrosas fuerzas el cuerpo de la botella para que Holanda sólo girara la tapa con ambas manos.
El esfuerzo duró dos minutos. Se veían tan graciosos. Anni optó por sacarles una foto con el teléfono, a lo que Prusia reclamó por no haber estado preparado para su sonrisa brillante y sensual. Por parte de Holanda, estaba asqueado con la botella, pensaba seriamente utilizar los dientes de España, pero la chica le dijo que ya lo utilizó primero y no funcionó. Los dientes no pero, hubo el intento.
Medio resignados, la puerta de la sala se abrió, entrando Bélgica -con su sonrisa gatuna, que era importante- y Luxemburgo, muy sonrientes ante la plática. Se detuvieron observando lo que sucedía.
― ¿Qué están haciendo? ―preguntó Bélgica sosteniendo su importante sonrisa.
―Intentamos abrir una botella ―indicó Prusia, meneando el susodicho objeto del mal en la mano―. ¿Quieres intentarlo?
―Bueno. ―recibió la botella maligna de fábrica gringa en las manos, preparada. La chica mortal interrumpió:
―Si Belbel lo logra, todos ustedes quedaran como débiles. ―sacó la lógica. A la velocidad de la luz, Holanda le quitó la botella a su hermana. Esa chica humana tenía razón en un punto, así que se la entregó a Luxemburgo.
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¿Quién Puede Abrir Mi Botella? -Hetalia- DETENIDA
Fanfiction¡Oh no! Nuestros héroes están en un apuro tremendo y peligroso, porque yo necesito que alguien me ayude abrir mi botella marca gringa que no auspicia el fic, ¡no tengo la fuerza! Así que les pediré a nuestros héroes súper machos si podrían contra un...