Alemania, Prusia y Austria

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Italia Veneciano iba tomado de la mano de la joven, a ella no le importaba, al principio él le preguntó si se sentía incómoda… ¡Ella estaba dichosa con su mano en la de él! Y juntos daban saltitos como niños pequeños por la pradera. Se hicieron buenos amigos en cinco minutos.

La muestra de cariño y aprecio de la linda amistad fue interrumpido por Alemania al cruzar por un pasillo. Casi chocaron.

―Ve~, oye Alemania… ―procedió a decir el italiano sin soltar a la mortal, curiosidad que captó el germano. ¿Por qué estaban tomados de la mano?

Alemania suspiró cansado.

―Italia, ¿cuántas veces te he dicho que no traigas chicas al trabajo? ―ya era el colmo del colmo. Italia nunca entendía las reglas, hasta Francia las entendía, sólo con la excepción que como no traía a nadie, acosaba a sus compañeros.

―No es lo que piensas, es una amiga y buscamos a Prussia ―quería añadir el asunto con la botella, ya que su amigo Ludwig era muy fuerte; era un Hi-Man pero más peinado y más bonito; sin embargo éste le interrumpió preguntando para qué requería a su hermano―. Ella tiene que entregarle un presente.

―Hola, mi nombre es Anni, un gusto ―saludó ella, recibiendo el lindo gesto―. Tengo que entregarle este peluche de osito panda…

― ¿Más fans de mi broder? ―parecía que esto era muy común ver fanáticas del prusiano, ¡pero ella no vino para eso!, adoraba a Prusia y todo eso, pero el encargo es de China que se lo vendió― ¿Todavía con eso? No puedo creerlo…, tendré que hablar con él seriamente, después de todo vive en mi casa. Bien, síganme, les llevaré donde mi bruder.

Siguieron sus pasos entrando a una sala. Austria y Prusia jugaban ferozmente al ajedrez.

― ¡Jaja, jaquemate! ¡En tu cara, señorito! ―celebró el prusiano, a lo que su contrincante le aclaró sofísticamente que todavía no terminaba el juego, ¡y no fuera tan tramposo!― ¡Eres un envidioso de mi asombroso ser!

Alemania carraspeó la garganta, captando la atención de esos dos donde Austria hacía oídos sordos a las acusaciones del tonto más tonto del mundo. El rubio procedió a decir que tenían dos visitas, una era Veneciano y la otra era una chica normal que traía un encargo para Prusia. Éste se puso de pie corriendo a abrazar a una nueva fans que lo llenan de regalos…

―No es un regalo, se lo mandó China. ―explicó ella, desapareciendo el abrazo y apareciendo la postura preocupada y autoritaria de Alemania respecto a las compras de peluches a China. Debería detenerse, ¡el dinero no se lo regalan!

―No me grites, West, ahuyentarás a las visitas. ―recibiendo el panda de peluche, agradeció a la mortal. ¿Y ahora qué?

Feliciano recordó el problema de la botella. Su hermano mayor no pudo abrirla, tampoco España y Portugal. ¿Alguno de ellos sería tan amable de ayudar a su nueva amiga?

― ¡Déjenselo al asombroso yo! ―por supuesto, sería una recompensa para ella por caminar en entregarle el encargo. Lanzó el peluche al austriaco por mientras, ocupándose en abrir la botella. Sólo es una simple botella, ¿qué tan difícil podía ser?, ósea, lo intentaron los más débiles, ¡y el gran Prusia es fuerte, nació para pelear, esto sería pan comido!― Uh…

Ese “Uh…” significó no abrir la botella. Soltó una risilla nerviosa a vista de la pobre y desesperada humana. No le diría que no pudo, ella vino a dejarle su encargo ¿y así le iba a pagar? ¡Claro que no! Como es un ser increíble, debe satisfacer y hacer feliz a sus fans, ¡él puede hacerlo!

Intercambiando una y otra vez las manos para abrir, se cansó, exhalando rápido como un perro agitado, mientras Austria se dedicaba a beber una taza de té sin moverse del asiento.

¿Quién Puede Abrir Mi Botella? -Hetalia- DETENIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora