Suecia y Finlandia

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― ¡¿Prusia, dónde estás~?! ―la chica corría por toda la primera planta del edificio, se había topado con Rusia en el camino, le preguntó si había visto a Prusia, pero no lo había visto aunque le gustaría verlo, pero no lo había visto. Así que ella siguió corriendo sintiéndose cansada. Si tan sólo pudiera abrir la maldita botella para beber una gotita de cola, se sentiría mejor― ¡Prusiaaa~!..., necesito mi teléfono...

La última vez que lo vio fue estando con Onur-Turquía, tirándose por la ventana. Allá tú qué fue de su vida.

Tomó aire y siguió corriendo pensando en lo pésimo representante que era Prusia.

Subió por las escaleras, dobló por un pasillo y chocó con algo, retrocediendo y disculpándose.

― ¡Descuida!, no fue nada. ―pero a él no le importó, sacándole una sonrisa mientras sostenía a Hanatamago en los brazos.

― ¡Guau! ―ladró Hanatamago.

― ¡Finlandia! El cielo me ha iluminado, ¿abres mi botella? ―sólo le extendió la cosa plástica de etiqueta roja, Finlandia ya había escuchado sobre una botella malévola que dejó en crisis existencial a Japón.

(En estos momentos Japón está buscando su identidad social y sexual)

Y no sólo escuchó sobre Japón, también de Grecia, Norte de Chipre, de una pelea entre Estados Unidos y Suiza, y escuchó un rumor que muchos países estaban reuniéndose para sacar a la mortal y su botella de la ONU por tantos problemas que estaba dando. Nadie sabía cómo es que ella llegó aquí.

La chica sonrió, parecía que su presencia iba causando un colapso mundial... ¡Tenía que hacer esto rápido antes de que la atraparan!

¿Finlandia le abriría su botella?

―Este..., no creo que pueda, pero quizás Sve sí.

― ¿Suecia?

―Sí.

―Uh...o-ok... ―y fueron a buscar al señor-intimidante-pero-que-es-amable-que-piensa-muchas-cosas-y-no-dice-mucho-pero-mira-como-si-hubiese-hecho-algo-atroz.

Bueno, ella ya estaba haciendo algo atroz por la información de Finlandia. Medio mundo iba atraparla y hacerle quien sabe qué cosas. Si tenía suerte en encontrar a Hungría, estaría salvada.

Encontraron a Suecia metido en una cafetería de la tercera planta del edificio, los dos se sentaron frente a él y la chica se sentía más mirada que nunca en su vagabunda vida. Muy mirada. Mucho. Demasiado. ¡Intimidante! ¡Estaba nerviosa y apunto se salir corriendo!, ¡quizás él ya sabía el rumor que corría por la ONU y la atraparía!

Nada pasó, ni salió corriendo porque Finlandia la presentó con sus problemas femeninos de botellas y todo. De todos modos el semblante oscuro y sin expresión de Suecia no varió mucho que digamos. No, espera... ¡ahora miraba a la botella!

Anni miró también su botella dejándola sobre la mesa, ¿Suecia usaría la telepatía para destaparla?, ¿Noruega le enseñó un truco de magia?

Pasaron siete minutos de silencio y en todo este rato Suecia extendió la mano para que ella le pasara la botella. Ella se la pasó.

Suecia ajustó los anteojos e hizo el primer intento que la gran mayoría hizo sin resultados óptimos. Se puso más rígido ante la observación de la mortal y su fallo por ayudar, simplemente no pudo. Frunció el ceño aunque ya lo estuviera frunciendo, moviendo la lengua en el interior de su propia boca y tragando muy disimuladamente.

Ninguno de los dos recién llegados más Hanatamago podía adivinar lo que pensaba Suecia. ¡¿Qué pensaba Suecia?!, ¡¿qué había en su cabeza?!

¿Quién Puede Abrir Mi Botella? -Hetalia- DETENIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora