Hungría y Vietnam

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Había dado mil quinientas vueltas buscando a Hungría, su arma secreta, su solución secreta, quizás transcurrieron dos día para encontrarla en el jardín del edificio de la ONU sin darse cuenta. Hungría regaba las flores del jardín bajo el radiante sol.

Corrió a ella, bendecida por la luz divina. Ojalá que la sartén sea bendecida.

Hungría se cruzó de brazos, atenta al problema mundial de la botella temible por muchos países que no auspicia el fic. ¿Ya dije que no lo auspiciaba?

En señal de buena persona, Hungría tomó la botella para girar la tapa como lo haría cualquier ser humano normal, averiguando que era cierto. Austria y Prusia pasaron por aquí hace unos minutos, informándole que una chica PROBABLEMENTE vendría a pedirle ayuda.

― ¿Qué hacían esos dos juntos? ―preguntó curiosa la mortal.

―No lo sé ―respondió encogiéndose de hombros―. Hay cosas de esos dos que no entiendo. Como sea, intentemos de nuevo. ―sonrió.

Awww~, Hungría era tan linda y amable. Por ella se haría lesbiana, pero no lo era.

Era linda y amable, pero no sirvió para abrir la botella.

¡No puede ser! ¡No era cierto!

― ¡¡NOOOO~!! ―ese "No" rotundo salido de los pulmones de la chica, caló hondo en su ser interno. Quería llorar. ¡Hungría era su única esperanza!

―Tranquila, seremos persistentes. ―no se humillaría ante una estúpida botella de plástico, destruyendo las vidas de todos y los sueños de todos. ¡La vil botella abriría por la fuerza!

Hungría se arremangó las mangas de su camisa floreada, ejerciendo total fuerza húngara en la tapa de la botella. Su ceño se fruncía cada vez más, se arrugaba más, se marcaba más, ¡ya estaba roja!

Exhaló cansada, sacudiendo la mano utilizada. No quería llegar a mayores instancias, pero la ocasión lo exigía.

¡El poder de la sartén!

― ¡Vas a desear no haberme conocido! ―lanzando su grito de guerra, fue dando de sartenazos a la botella. Una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez...

El lugar se llenaba de polvo de la tierra, la chica mortal ya no veía nada, tosía... ¡se ahogaba con la tierra, ni siquiera podía mirar las técnicas de combates con sartenes de Hungría!

Cuando la húngara se detuvo, Anni despejó el ambiente sacudiendo con las manos, mirando el lugar del hallazgo. Uh...nop.

La botella seguía ahí sin ningún rasguño. ¡Ninguno por todo el yaoi consumido en el mundo! ¡La sartén no fue bendecida!

La chica quería morir. No tenía caso seguir...ya no podía volver a casa...

Hungría no dejaría que esto pasara y desanimara a la mortal, ella vino a pedirle ayudar, ¡y le daría ayuda! ¡De mujer a mujer!

O de fujoshi a fujoshi. Da igual.

―No te muevas, niña, voy y vuelvo. ―determinada, la nombrada acertó con la cabeza quedándose parada donde no se había movido mucho que digamos, viendo a Hungría dar un salto dentro de los matorrales. ¿Qué tramaba?

Cinco segundos después, Hungría salió. ¡Vestida de príncipe!, y con una espada.

Anni pensó que fácilmente se le confundiría con un hombre. Seeeh, Hungría era sexymente apuesto. ¿Cómo se sentiría ser cargada por Hungría? ¿Uhm? Si encontraba a Austria de nuevo, le interrogaría.

Pensándolo mejor, ¡tomaría una foto!

Sacó su teléfono, tomando muchas fotos. Bueno, ¿cuál sería su siguiente movimiento?

¿Quién Puede Abrir Mi Botella? -Hetalia- DETENIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora