Estados Unidos, Molossia y Suiza.

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Subieron dos escalones y Anni pensaba en su duda interna: ¿Dónde estará Hungría?

Bélgica estaba con sus hermanos, ¿por qué Hungría no estaba con los germanos? ¿o estar con Bélgica? Hungría era fuerte, muy fuerte, ella podría abrir su botella. Tenía más fe en ella que en cualquier nación masculina. Ellos no servían de nada, ¡no eran hombres de verdad! La chica sólo quería a un hombre fuerte, de semblante amenazador y protector, ¿era mucho pedir para abrir su botella?

―El asombroso yo irá al baño, puedes esperarme si quieres.

― ¿Qué otra opción tengo? ―arqueó una ceja, viendo a Prusia que le diría alguna respuesta en doble sentido― ¡Sólo ve al baño! ―pero no le dejó, enviándolo al dicho lugar privado. Mientras tanto, ella tomó asiento en una banquita del corredor, jugando con la botella sin saber a dónde irían ahora. Suspiró.

― ¿Qué hace una chica indefensa en este lugar? ―capturando su atención, ella giró a verlo. ¡Es el dueño de su gaseosa de cola marca gringa! El cielo dejaba caer los ángeles, ¡al fin alguien competente para esto!

― ¡Gracias al cielo! ―extendió los brazos y fue a abrazarlo. Estados Unidos no entendía nada, no recordaba haberla salvado de un peligro peligrosamente peligroso, así que atinó a reír, alejándola un poco. Rápidamente ella le explicó su problema.

― ¿Mi botella hizo eso? ―no podía creerlo― ¡Jajajajaja~! No te preocupes, el hero está aquí para ayudarte. ―terminó dándose un pequeño golpecito en el pecho, muy convencido con su papel de héroe, diciéndole que fueran a un lugar más espacioso y que fuera más cómodo, bueno, por aquí pasaba gente y sería peligroso.

―Pero, estoy esperando a Pru-

―No tengas miedo, el hero te cuidará en el camino. ―no la escuchó ni un poquito, agarrándole del brazo, yendo a un mejor lugar para la botella.

La chica supuso que Prusia no se perdería ni entraría en pánico por desaparecer, o pensar que Rusia vino a secuestrarla y quién sabe qué cosas se imaginaría…

Llegaron a un pasillo más grande –pudieron haberse quedado en el de antes-, Estados Unidos tronó los puños, listos para su primer gran y magnífico movimiento en abrir la botella. Teniéndola en sus manos, giró la tapa y no pasó nada al igual como lo que pasó con todos. Esa botella de su propiedad se reía de todos… ¡no permitiría eso!, ¡él era el héroe!

Salvaría a esa chica mortal y humana que sólo tenía sed, ¡si no abría la botella a tiempo, ella moriría de sed! ¡Moriría! Y no sería un héroe…

―Tampoco es para tanto. ―dijo ella.

Estados Unidos se cruzó de brazos, medio molesto. Pensaba, sí, pensaba en cómo abrir la botella, debía existir un código secreto…, como el código alemán durante la segunda guerra…

― ¡Ya sé! ―acentuó alegre, sacando una hamburguesa para morder y colocarla encima del objeto de plástico en el suelo. Con su intento, no logró mucho.

Ni con la fuerza sobrehumana del gringo, las esperanzas de la chica se acababan. ¡¿Cómo era posible?!, ¡es su invención!

Estados Unidos tampoco lo entendía. Se deprimió, comiéndose toda la hamburguesa, sin convidarle ni un poquito a la mortal. Caminar de aquí para allá le comenzaba a dar hambre. ¿Por qué se demoraba tanto Prusia?, ¿se perdió en el inodoro?

― ¡Una botella no le ganará al hero! ―sacó todas sus hamburguesas dentro de su chaqueta armando una montaña sobre la botella, la cual no funcionó. Desesperó, sacando un revólver.

¿Quién Puede Abrir Mi Botella? -Hetalia- DETENIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora