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  —Kim Taehyung —El mismo Jungkook, quien dijo lo molesto que sonaba cuando Taehyung lo llamaba por su nombre completo, era quien, en ese momento, le encantaba ver la cansadora mirada que le daba cuando él lo hacía.

—¿Y qué quieres ahora? —Respondió con su voz grave.

—¿Por qué no tienes ninguna flor de color azul en tu jardín? —Recibió su cansada mirada. Pues ya había pasado una semana de sus encuentros y Jungkook ya lo había visitado en tres madrugadas. Seriamente y, con sinceridad, creía que ya lo estaba incomodando, pero Taehyung nunca le reclamó, aunque no supiera si tomar aquello como una indicación a que siguiera visitándolo, o sólo era un acto de su noble paciencia al tener que soportarlo.

Éste lo siguió observando quietamente ante la pregunta. Para Jungkook, era imposible no sentir lo penetrante que eran sus ojos, mucho más cuando sentía que, a través de esa máscara, su rostro lo podría ser aún más. Un pequeño tic cayó en ambos como un sonido de alerta, más sólo un silencio abundó, así como siempre solía hacerlo.

Taehyung se removió inquietamente en la ventana, tratando de ignorar sus palabras y presencia, para posar su mirada en la Luna que había esa noche. A Jungkook, de cierta forma, ya le estaba empezando a ofender que, muchas veces, tomara sus palabras por alto y las ignorara. Esa semana ya era la décima vez que el pleno silencio le respondía, como si tratara de jugar al adivino. A veces cómo deseaba serlo.

—Veo que te complica —Habló entre balbuceos, presintiendo esa mirada, profunda y oscura, que sus ojos le solían dar.

—¿A qué te refieres? —Taehyung ladeó su cabeza, estancado en esa curva de labios que Jungkook hacía, persuadiéndolo.

—He notado que ante algunas preguntas te inquietas y sólo dejas que el silencio responda. Supuse que... te incomodaban. —Volvieron a encontrar sus miradas. Ambos tenían sus ojos dilatados, sin saber si era por el frío aire que pasaba esa noche; o por cómo ellos se miraban.

—No supongas cosas que no sabes. —Dijo con su voz áspera y desvió su mirada hacia la Luna. Jungkook soltó un suspiro, para apreciar de la misma manera la Luna que éste veía.

—No lo haré, pero ¿por qué nunca me respondes? Pareciese que estoy hablando solo, como un chiflado.

—Tus preguntas son muy extrañas.

—No es mi culpa que no sepas sociabilizar. Sólo te pregunté por qué no tenías flores azules en tu jardín, y no me respondiste.

—Porque a quién le interesa que en un jardín no haya una flor de color azul. —Respondió tajante. Jungkook percibió la irritada mirada que le daba. Frunció sus labios, sin poder despegar sus ojos de esa máscara.

—Pues a mí me interesa, el azul es mi color favorito —Dijo con arrogancia, sin siquiera saber por qué seguía visitándolo. Taehyung volvió a mirarlo, mordiéndose su labio inferior al admirar el puchero que esos labios hacían, dejando a la vista su enfado.

—Te felicito, el mío no. —Dijo en forma seca, esperando que esa conversación se terminara pronto. Jungkook, increíblemente, hacía que su corazón se acelerara tan sólo al admirar la forma de sus labios, sus expresiones e inclusive la manera en la que le hablaba. Le disgustaba que lo hiciera sentir tan extraño y lo mejor era tratarlo mal, para que se fuera lo más rápido posible.

—¿Sabes? Estoy tratando de ser tu amigo, pero pareciera que nunca lo has tenido. —Jungkook terminó por decir, cortante. Entreabrió sus labios cuando cayó en cuenta de sus mismas palabras. Miró a Taehyung algo cohibido, con sus ojos destacando un brillo de arrepentimiento. Éste reaccionó totalmente indiferente a su comentario, dejando un silencio demasiado espeso antes de poder hablar.

The Truth Untold (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora