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La primavera siempre fue catalogada una de las estaciones más hermosas en ese lugar, en donde sobresalían colores y sentimientos de ella. En aquella época, las damas vestían sus preciosos vestidos, combinados con los colores que les regalaba la misma naturaleza.

Jeon Jungkook siempre admiró lo hermoso que podía llegar a ser ese revoltijo de colores; lo hacía recordar cuando era más pequeño y lo llamativo que lo veía. A veces, se le pasaba la loca idea de usar uno de esos vestidos tan extravagantes, pero él mismo reía por su estupidez al tan solo imaginarse de esa forma.

Recuera que, hasta que tuvo diez años, pudo apreciar con totalidad a aquellos trajes por las calles, cuando las damas pasaban y así los lucían. No recuera exactamente por qué fue, pero aquella incómoda situación siempre perduró por su cabeza: una entrometida señora había ido a hablar estrictamente con su madre, diciéndole, en pocas palabras, que educara a su hijo para que así respetara a las mujeres.

Jungkook no sabía por qué su madre lo tironeaba directo hasta su casa, alejándolo de la calle en donde jugaba con sus amigos. Una vez que lo tuvo dentro de su hogar, le dijo, casi tirando de su oreja, que no debía mirar a las damas de esa forma, sin explicarle nada.

Fueron semanas en donde el pequeño Jungkook no entendió mucho, y ni siquiera ganas le dieron de saludar a una mujer. Aunque tampoco le apetecía, sólo lo hacía por el codazo que le daba su madre cuando se encontraban en público. Y así empezó a crecer como todo muchacho; dándose cuenta de algunas cosas un poco abrumantes para su inocente consciencia.

Al madurar, aquel sentimiento agridulce se instaló en su garganta: cuando comprendió verdaderamente las cosas, y una de ellas fue por qué no debía admirar a las damas de esa forma. Tal vez los niños no pedían crecer, tampoco saber, sólo jugar y seguir en su mundo de fantasía. Era la gente obscena del mundo que les quitaba la inocencia con sus bromosos pensamientos. Probablemente, por eso todos siempre deseaban volver a ser niños.

En la ciudad en donde vivía podía percibirse tranquilidad. Aunque, de cierta forma, las cosas con el gobierno no estuvieron para nada estables hace un par de años atrás. Ya había transcurrido más de diez años de la cruda guerra civil, en donde el alboroto se sacudió en aquellas mismas calles que, ahora, la gente solía transcurrir con total tranquilidad. Aquellos años, sin duda, habían dejado marcados a todos, aunque Jungkook sólo fuera un pequeño niño para esa época. Aun así, las cosas actualmente seguían tensas. Pero las muertes, para lo que algún día fue, habían cesado en gran mayoría, y la poca gente que se encontraba encerrada en la cárcel era por revoltosa, o eso decía la mayoría. De todas formas, los conflictos estaban a muchos años de sucumbir. Todos, también, comentaban sobre eso.

Jungkook nunca fue de entrometerse en conflictos. Su madre lo había criado como a un muchachito muy bien educado. Ella era bastante... opresiva, pero él podía comprender que sólo deseaba su bienestar, aunque le prohibiera ciertas cosas. Sólo se limitaba a estar al margen de todo, tal vez por eso tenía un solo amigo. Por las calles solían juzgar demasiado y él sólo callaba, sin más revuelos.

Juzgaban a la mayoría, pero aquello le sorprendía demasiado poco. Todavía recuerda cuando algunos niños se burlaban de él por no tener un padre. Jungkook tenía nueve años para ese entonces, ni siquiera lo conocía. Su madre le había dicho, con bastante franqueza, que su dichoso padre se había marchado, dejándolos solos. Pero, aun así, no le dio las suficientes explicaciones y lo dejó con demasiadas dudas. Ella siempre lo dejaba lleno de dudas. Nunca jamás fue lo suficientemente valiente para hablar sobre algunas cosas, ni siquiera las podía admitir.

A veces, Jungkook solía pensar en que la vergüenza llegaba a ella cuando el hablar de las cosas se trataba, pero no lo entendía. Su madre había sido muy valiente por criar de él y de su hermano sin necesitar a nadie más, y de eso se respetaba mucho, dejando de lado las críticas.

The Truth Untold (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora