Capítulo 15. Encerrados

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–Intenta abrir la puerta – le dije a Thiago, él volteo a verme al segundo

–¿Y que crees que llevo haciendo los últimos 20 minutos?

–Pues no parece que lo que estés haciendo de resultado

–Inténtalo vos entonces – dijo alejándose de la puerta, me acerque y trate de abrirla, luego de unos segundos de estar jalando y empujando me aleje

–Creo que la cerraste más

–¿Cómo voy a cerrarla más? no tiene sentido Ana – dijo y se acercó a la puerta, intento abrirla de nuevo mientras la empujaba

–Vas a romper la puerta – Tiago volteo los ojos y me miro

–¿Querés que la abra o no?

–Pero intenta otra cosa, no se con un gancho

–¿De dónde voy a sacar...?

–Yo que se, piensa algo Thiago – dije levantando un poco la voz

–No tienes porque gritarme – me dijo en un tono más bajo, suspire

–Perdón, tenés razón – dije y me senté en el suelo recargada a la pared –¿El piso esta limpio, no?

–Es el piso de un baño – me rei un poco, él se acercó y se sentó al lado de mi –¿Por qué estás enojada conmigo?

–No estoy enojada contigo

–¿Entonces que tienes? – lo mire a los ojos unos segundos, luego baje la mirada

–No se, no se que me pasa – dije mientras jugaba con mis manos –No me gusta estar encerrada

–Bueno, a mi tampoco me gusta estar encerrado, pero al menos estoy contigo – dijo mientras ponía su mano sobre la mía, lo mire y le sonreí

–Si... ¿te puedo preguntar algo?

–Si, lo que quieras

–¿Sientes algo por Soledad? – dije y me arrepentí al segundo de decirlo, yo y mi boca

–¿Por qué me preguntas eso? – me dijo algo confundido, encogí mis piernas y puse mi cabeza en ellas mientras cubría mi cara con ambas manos

–Perdón, a veces digo cosas sin pensar, olvídate – dije aún sin mirarlo, él se quedó un momento en silencio

–No siento nada por ella – dijo, quite las manos de mi cara y lo mire –No se porque crees eso, entre Soledad y yo no hay nada

–Pero hubo algo, ¿no?

–Nunca hubo nada, ¿por qué crees eso?

–Los ví – Thiago me miro bastante confundido

–¿Qué?

–En la azotea, la noche que terminamos – él desvío la mirada –Los ví besarse

–No sabía que estabas ahí – me dijo bajando un poco el tono de voz mientras miraba hacia otro lado

–No, claramente no lo sabías, estabas muy ocupado

–Las cosas no fueron así – me dijo y me miro de nuevo, está vez fui yo la que desvío la mirada

–Yo se lo que ví – me quedé mirando hacia abajo, y aunque no lo veía podía sentir su mirada

–¿Estás enojada por eso?

–Te dije que no estoy enojada

–Pues dicelo a tu cara – torci los ojos –Eso paso hace mucho, no tendrías porque estar molesta por eso

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora