Capítulo 29. Segunda oportunidad

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Al día siguiente fuimos al hospital, estábamos en la sala de espera y Ana no dejaba de mover un pie, tenía sus manos cruzadas encima de su pierna que se movía de arriba a abajo, puse mi mano encima de las suyas y volteo a verme

–Tranquila, todo va a estar bien – le dije y Ana arrugó la nariz

–No se, el doctor ni siquiera me dijo para que me llamo

–No estés nerviosa, yo estoy aquí – me sonrió y en eso el doctor salió del consultorio

–Ana Urquiza, puedes pasar ahora – dijo y entro de nuevo, Ana se levantó para ir y antes de dar tres pasos volteo a mirarme

–Ven – dijo y me hizo una seña para que me levantara

–¿Quieres que ente contigo? – dije algo confundido y Ana asintió

–Claro, que preguntas haces – dijo y se acercó, me tomo de la mano y entramos al consultorio juntos

Saludamos de mano al doctor y nos sentamos al frente del escritorio, luego él se sentó también

–Me da gusto volver a verte Ana – dijo el doctor con una gran sonrisa en el rostro

–Y a mi igual, el es mi amigo Thiago – dijo Ana y yo saludé con la mano

–Claro, nos vimos el otro día pero de lejos, me da gusto conocerte

–A mi también me da gusto – dije y después mire a Ana, quien me miraba con una sonrisa muy tierna

–Bueno, te llamé porque tengo noticias – dijo el doctor y saco una carpeta de un cajón que tenía el escritorio

–¿Buenas o malas? – dijo Ana, el doctor la miro de reojo mientras seguía buscando, Ana tomo mi mano y me apretó algo fuerte de los nervios

–Aqui – dijo, saco unos papeles y se los paso, ella los tomo y yo me acerque un poco para ver qué decían –Hablé con otros doctores, y si estás de acuerdo, podemos hacerlo

Los papeles decían algo sobre un tratamiento para traumatismo, los efectos secundarios realmente eran mínimos, según lo que alcance a leer, y al parecer tiene una efectividad del 92%

–¿Y cómo es esto? – dijo y puso los papeles sobre el escritorio

–El tratamiento puede durar de 6 a 8 semanas, con medicamento controlado como hasta ahora y terapias cada semana, sé que no quieres la cirugía, y esto es una alternativa

Ana me miró y yo la mire a ella, como si pudiéramos saber lo que el otro pensaba a través de los ojos

–¿Puedo hablar con Thiago un momento? – dijo y el doctor accedió, se levantó y salió del consultorio

–¿Qué piensas? – le dije y ella tenía la mirada agachada

–Lo mismo te iba a preguntar – dijo y rio un poco

Levantó la mirada, tome su mano y la mire a los ojos –Solo quiero que tú estés bien, yo voy a estar aquí en todo momento, y te apoyo siempre

–Tengo miedo – dijo y agachó la mirada mientras unas lágrimas salían de sus ojos –¿Qué tal si no funciona?

Tome ambas manos y las apreté un poco –Estamos juntos en esto ¿si?, vamos a luchar, y vamos a salir de esto – puse mi mano en su mejilla y limpie una de sus lágrimas –La vida te está dando una segunda oportunidad, tómala

Con su mano tomo la mía sobre su mejilla y me sonrió un poco, luego se acercó y me abrazó

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–¿Que piensas sobre el universo? – me dijo Ana mientras íbamos caminando hacia la residencia

–¿El universo? – pregunté y ella asintió con la cabeza

–¿Qué si el universo es realmente la nada llena de estrellas? – la mire algo confundido

–Bueno, para empezar eso sería una estupidez, el universo no es "la nada", es la totalidad

–Entonces tu crees que el universo es la totalidad, ¿no?

–Si claro, el universo es todo lo que podemos ver, y también lo que no podemos ver, pero no es solo materia del espacio-tiempo, el universo puede llegar a ser confuso, pero siempre te guía por el camino correcto – Ana se paró, me pare y la mire confundido

–¿Cómo sabes todo eso? – dijo y yo encogí los hombros

–Supongo que te presto atención, me encanta cuando hablas sobre el universo, las estrellas, la luna... – dije mientras sacaba la pulsera de medialuna que me había regalado de mi bolsillo, luego me la puse en la muñeca –Y también cuando me cuentas esas historias tan lindas, esa es una de las cosas que más me gusta de ti, otra sería escucharte tocar el piano

Ana sonrió, sus ojos brillaban de una manera muy especial y sentí que su sonrisa iluminaba todo, se veía tan radiante y hermosa, cualquiera que la viera en ese momento se enamoraría de ella. Saco de su bolsillo su pulsera y se la colocó en la muñeca, luego se acercó y me tomo de la mano, ambos sonreímos y seguimos caminando hacia la residencia

Al llegar no vimos a nadie, no estaba ni Bia, ni Daisy, ni Pietro, ni Luan, lo que me pareció raro ya que era la hora de comida y es cuando todos están

–¡El piano! – dijo Ana en cuanto entramos al living, corrió hacia el y lo abrazo, yo solo la mire con una sonrisa en la cara, se veía tan tierna

–Bueno, parece que extrañabas más al piano que a nosotros – dijo Pietro entrando por la puerta

–¿Estaría muy mal si digo que si? – dijo en tono sarcástico y Pietro la miro abriendo la boca en sorpresa –Estoy jugando, claro que te extrañaba – dijo y se acercó a abrazarlo –Pero más al piano

–Lógico – dijo y todos reímos

–Toca algo – le dije, ella me miró con algo de duda

–Si, toca – dijo Pietro mientras dejaba lo que traía del mercado en la mesa de centro

Ana sonrió y se acercó al piano, se sentó al frente y comenzó a tocar, cuando comenzó sentí como su música me llegaba al corazón, ella se veía muy bien, más feliz, y me alegraba tanto verla así, daría lo que fuera por verla así de feliz todo el tiempo, cuando tocaba el piano te transportaba a otros mundos, algo que realmente no se puede describir con palabras, pero es simplemente increíble, paro de tocar y me quedé viendola unos segundos, ella me miró también

–Esa canción es muy bella – dijo Pietro, Ana lo miro y sonrió

–Gracias, es algo que se me ocurrió ahorita

–¿Cómo? ¿Ahora? – dijo bastante sorprendido, ella asintió con la cabeza

–No es nada

–No si es, fue increíble, ¿o no? – me dijo Pietro y yo asentí

–Ana tiene un talento único, nació para crear música – dije, ella me miró y luego agachó la mirada

–A bueeno, bueno, los dejo, tengo que preparar la comida, ¿se quedan a comer no? – dijo Pietro, ambos asentimos y se fue a la cocina

Me acerque al piano y me senté en la banca de al lado –¿Te sientes mejor?

–Mucho, me hacía mucha tocar el piano de nuevo – dijo mientras pasaba su mano por encima de todas las teclas

En eso Bia entro por la puerta, Ana y yo volteamos al tiempo y luego nos levantamos de dónde estábamos, Bia se quedó ahí parada sin decir nada, Ana se acercó un poco y Bia hizo lo mismo

–¿Estás bien? – dijo Bia, Ana asintió con la cabeza

–Yo las voy a dejar para que puedan hablar, ¿está bien? – ambas asintieron, fui con Pietro que estaba en la cocina mientras las hermanas se iban hacia la habitación para poder hablar 

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora