Capítulo 4. El perdón

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–Ei – dije entrando al living donde estaba Pietro

–Hola, no puedo hablar ahora, tengo exámenes esta semana y un montón de cosas que estudiar – dijo sin despegar la vista de sus cuadernos

–Esta bien, solo vine a buscar mis llaves, voy al parque al ver a Ana – dije mientras buscaba las llaves en la mesa de centro

–¡¿Qué?! – dijo alzando un poco la voz luego de voltear a verme

–¿Qué?

–Eso te pregunté, ¿que está pasando con Ana?

–Nada, olvidó algo acá y se lo voy a entregar

–Dale, podés decirme la verdad

–Esa es la verdad

–A ver, ayer los dos desaparecieron a mitad de la cena, y después de un rato regresaron bastante sospechosos, ¿qué pasó? – dijo mientras me miraba con mucha atención esperando que le contará

–¿No tenías que estudiar vos? – dije y me dirigí al piano para ver si las llaves estaban encima

–Pero esto es más importante Thiago – torci los ojos, Pietro levanto las cejas esperando que le dijera algo

–Bueno – dije después de suspirar resignado –Ayer salí a la azotea, luego llegó Ana, no me di cuenta que estaba ahí hasta que llegó Luan, Ana dijo que estaba buscando un baño, luego que me estaba buscando a mi...

–¿Un baño? que mala escusa, Ana conoce perfecto la residencia – dijo Pietro riendo

–Lo sé – dije riendo también  –Como sea, Luan se fue y nos quedamos hablando

–Aja... ¿Y?

–Antes de eso note que Ana tiro esto – dije sacando la pulsera de Ana para mostrarsela

–Es la que tenían juntos ¿no?

Accedí con la cabeza –Más tarde le mandé un mensaje que no me respondió hasta la mañana, le pedí que nos viéramos para devolversrla, y eso fue todo

–Bueno, tengo una pregunta, si notaste lo de la pulsera antes de quedarse "hablando" – dijo haciendo comillas con las manos –¿Por qué no se la devolviste?

–Lo olvidé – dije y Pietro me miró entrecerrado los ojos –Esta bien, pensé que sería una buena excusa para volver a vernos

–¡Ahi está!

–¿Ahí está que?

–Es obvio Thiago, aún sientes algo por Ana

–¡Nada que ver! somos amigos, te he dicho un millón de veces

–Una cosa es lo que dices y otra lo que sientes – negué con la cabeza riendo un poco, más risa nerviosa que nada –Sabes que digo la verdad

–Pasaron muchas cosas en este tiempo, ahora todo es diferente, y ya nada volverá a ser como antes

–¿Lo decís por Víctor?

–No solo es Victor... creo que aún me duele que me haya mentido

–¿No hablaron de eso ya?...

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Flashback

–Thiago, por favor abre la puerta – dijo Ana llorando al otro lado de la puerta mientras tocaba, en la misma situación me encontraba yo, no podía ni quería verla en ese momento, me sentía devastado, traicionado, dolido –Por favor

–No quiero verte ahora, déjame solo

–Déjame que te explique, por favor, no puedes terminar esto así – me levanté de donde estaba y abrí la puerta

–¿Yo? Tu fuiste la que decidió terminar esto cuando decidiste mentirme – dije aún llorando, Ana agachó la mirada

–No seas así, es que...

–¡Nada! Ana – la interrumpí –No hay nada que puedas decir para que te pueda perdonar

–Yo entiendo que estés enojado, pero si me dejaras explicarte...

–No necesito que me expliques nada – dije interrumpiendola de nuevo –Yo te amo... te amo como a nadie he amado en mi vida, y siempre creí en ti, y la verdad no se si pueda volver a confiar en ti otra vez – dije mientras se me quebraba la voz en cada palabra, Ana me abrazo y comenzó a llorar más, la abracé también y ambos estábamos llorando

–Perdón... – dijo en un tono de voz muy bajo, sentía como si todo mi mundo se estuviera yendo abajo, y solo quería que el tiempo se detuviera para no seguir sintiendo esto

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Negué con la cabeza –Creo que nunca le dí oportunidad de explicarse, le dije que la perdonaba, pero no puedo, de verdad quisiera pero... – dije y me quedé callado unos segundos

–El perdón... es difícil, pero nunca podrás realmente perdonar si no sabes la verdad completa

–No sé si quiero saberla

–¿De verdad no quieres? – me quedé mirando a la nada unos segundos, luego miré a Pietro y encogí los hombros

–Me tengo que ir – dije, Pietro accedió y salí de la residencia

Todo el camino estuve pensando que le iba a decir a Ana, a pesar de que después habíamos acordado en ser amigos, la relación entre nosotros seguía bastante tensa, recuerdo que al estar con ella todo era muy sencillo, podíamos hablar de todo y nada a la vez, ahora es como si estuviera hablando con una completa desconocida, a pesar de saber que es la persona que mejor me conoce en el mundo

Llegué al parque y me senté en la banca dónde Ana y yo siempre íbamos, ella decía que le encantaba ese lado del parque porque por un lado podía apreciar la tranquilidad y belleza de la naturaleza, los árboles, las flores, los pájaros... y por el otro lado podía ver a muchas familias paseando, jugando con sus hijos, niños corriendo, gente paseando a sus perros... por eso le encantaba venir y sentarse justamente en esta banco, eso era una de las cosas que me encantaban de ella, le gustaba apreciar esos pequeños detalles de la vida que casi nadie nota pero para ella son hermosos

Miraba hacia todos lados, muchas veces pensé en regresar a la residencia, pero me armaba de valor para quedarme, estaba muy nervioso, miraba el reloj cada 10 segundos y no podía dejar de mover los pies, saque la pulsera de Ana que traía en mi bolsillo, la mire unos segundos y no pude evitar sonreír, aunque no quiera aceptarlo, Pietro tiene toda la razón, no podía negar que aún sentía algo por ella, es que ¿cómo puedes olvidar a alguien que significó tanto para ti?

–Thiago... – levanté la mirada y Ana estaba enfrente de mi, me levanté de la banca muy rápido, nos quedamos frente a frente mirándonos a los ojos por unos segundos...

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora