Capítulo 31. Abogado

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Abrí la puerta y del otro lado estaba un hombre, traía un maletín y estaba vestido de traje, parecía un abogado

–Buenas tardes – dije, el estiró la mano para saludar y yo hice lo mismo

–Buenas tardes, estoy buscando a Thiago Kunst – dijo, mire a Ana y ella me miraba igual de confundida que yo

–Si soy yo – dije

–Soy el abogado Hernández, vengo de parte del abogado Martínez, ¿puedo pasar? – dijo, asentí con la cabeza y me hice a un lado para que pasará

–El abogado Martínez es quien lleva el vaso de Alana en Brasil – le dije a Ana luego de que Bia dirigiera al abogado hasta el living, Ana asintió con la cabeza entendiendo a qué me refería

Fuimos hasta el living, Bia subió a la habitación, Ana iba a hacer lo mismo pero la tomé del brazo antes de que se alejara –¿Seguro quieres que me quedé? – me dijo y yo asentí, ella sonrió y fuimos a sentarnos en el sofá al frente del abogado

–¿Por qué el abogado no me llamo como siempre? – dije mientras él sacaba algunos papeles del maletín y los ponía sobre la mesa de centro

–Por que esto se tenía que hablar de frente y el tenía algunas cosas que hacer – dijo, mire a Ana y ella me miro confundida

–¿Sobre qué tiene que hablar? – dije, el abogado me acerco unos papeles

–Necesito que firmes esto, es importante para poder continuar con el caso – dijo y yo tome los papeles

–¿Y para que son?

–Son para confirmar que tu padre es el propietario de algunos bienes, y va a ser necesario para ponerlos a tu nombre

–No tiene sentido – dijo Ana

–Perdón, ¿y vos sos...? – dijo el abogado, ambos nos miramos

–Ella es... – dije y ella me interrumpió

–Ana Urquiza, su prometida – dijo estirando la mano al abogado, él le dió la mano también y se saludaron, yo la mire algo confundido –Y como futura esposa de Thiago, creo que tengo todo el derecho de meterme, ¿no? – dijo, yo la seguía mirando y luego mire al abogado

–Claro, todo el derecho, los voy a dejar solos para que lo platiquen – dijo levantándose de dónde estaba y acercándose un poco a la entrada del living

–Gracias... – dijo Ana y luego se acercó un poco –No vas a firmar – me dijo en un tono de voz bajo

–¿Por qué no?

–Esto es muy extraño Thiago, ¿no crees que tú abogado te hubiera llamado para avisar que iba a mandar a alguien?

–Bueno si, pero tal vez no tuvo tiempo o... – ella me miró entrecerrando los ojos y nego con la cabeza

–No, hay algo en este hombre que no me cierra, no se, no me da confianza

–¿Entonces?

–¿Sabes que pienso? que todo esto es una trampa de Alana para quedarse con todo – la mire como dudando un poco

–¿Crees que sea capaz de tanto? – encogió los hombros, ambos miramos al abogado que estaba mirando hacia otro lado hablando por teléfono

–Es mejor que hables con tu abogado

–Si, tenés razón – dije y saque mi celular, llame y sonó por algunos segundos, pero al final mandó al buzón –No contesta

–¿Ya decidieron? – dijo el abogado acercándose a dónde estaba

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora