Capítulo 27. El error de Helena

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Llegué a la residencia después de estar casi todo el día con Ana, me pidió que me quedara con ella hasta que se durmiera para no sentirse sola, y eso hice, aún no se metía el sol así que era una buena hora

Al llegar Bia, Celeste, Chiara y Pietro estaban en la cocina, saludé a todos y me saludaron de vuelta

–¿Te vas a quedar a cenar? – pregunto Pietro quien estaba cocinando como de costumbre

–Si claro – dije y me senté en la mesa

–Voy a comprar unas cosas entonces, ya vuelvo – dijo tomando una bolsa de compras y salió

–¿Y Ana, cómo está? – pregunto Bia después de que Pietro saliera

–Sigue alterada, pero está mejor – Bia agachó la cabeza

–Solo quiero que ella sepa que me siento muy mal por lo que pasó, no era verdad lo dije, lo dije porque estaba molesta

–Pues, dicen que los enojados casi siempre dicen la verdad – dijo Chiara y todos la miramos

–Chiara, podrás estar en laix ahora pero sigues siendo la misma Chiara de siempre – dijo Celeste, Chiara la miro y sonrió

–Gracias, tu también – dijo y Bia volteo los ojos mientras sonreía un poco

–Mejor por qué no... – dijo Celeste apuntando hacia la puerta y jalando a Chiara para que se fueran

–Si mejor – dijo Bia mientras ambas salían

–¿Todo bien con Chiara? – Bia accedió con la cabeza

–Si, aunque ella sigue en laix... es una larga historia

–No se muy bien el contexto de todo, pero Ana me dijo algo sobre los papeles que llevaba Chiara – Bia me miro y suspiro

–Eso ya ni siquiera me importa, todos cometemos errores ¿no?, me enojo que me lo ocultara, y también me está ocultando el porque está tomando esos medicamentos, últimamente no me cuenta nada – dijo mientras jugaba con sus manos sobre la mesa

–El único error de Ana fue confiar en las personas equivocadas – Bia me miro con algo de confusión –Ella es la persona más honesta, jamás haría algo como lo que dice ahí, y lo sabes

–¿Tu sabes lo que pasó? – asentí

–Me lo contó hace tiempo, entre nosotros no había secretos

–Osea que te lo dijo a ti, pero a mí que soy su hermana jamás me lo dijo – dijo en un tono algo molesto

–Tenía miedo de que reaccionaras como lo hiciste, y con razón – suspiro y agachó la mirada –¿Quieres que te cuente lo que pasó?

Bia se quedó en silencio un momento, luego me miró y asintió con la cabeza –Dime

–En ese entonces Ana tendría unos 18 años, me contó que una vez salió de fiesta con unos amigos, y como era un lugar para mayores de edad tuvo que llevar su identificación, pero después de esa noche ya no la encontró más, incluso tuvo que tramitar otra...

–¿Y eso que tiene que ver? – dijo Bia interrumpiendome

–Tienes que saber eso para entender lo que pasó

–Es que no tiene sentido, que tendría que ver que haya perdido su identificación

–Si me dejaras de interrumpir lo sabrías

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora