Capítulo XVIII

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Eleanor, Antoine y Ben salieron corrieron a ver qué sucedía, no sin antes advertirles a los niños que se quedaran en un pequeño rincón de la sala, donde estaban ocultos, diciéndoles que cuidaran de la pequeña bebé Rose.

Los tres salieron armados a ver qué sucedía, y la escena con la que se encontraron no fue nada agradable.

Oliver se encontraba agitado en medio del salón, tenía un arma en las manos, y al parecer, hace unos momentos le había propiciado un tiro a la escalera de madera de Shaftebury House.

-¿Oliver? -dijo Eleanor sorprendida- ¿Qué haces aquí? por favor baja el arma

-La bajaré cuando haya acabado con este -dijo señalando al marqués con su arma- y ambos estemos montados en mi carruaje

-Oliver, por favor, ya te dejé en claro todo, la última vez que nos vimos, vete, debes ver a un médico no estás en tu sano juicio

-Escucha Oliver, haz sido mi amigo por años, por la amistad que nos une te pido bajes el arma y me acompañes a mi despacho -dijo Ben.

-Tú cállate Benjamin, tú eres uno de los causantes de mi desgracia, te dije que no le dieras la mano de Eleanor a este hombre, pero lo hiciste, sin importarte en absoluto mi consejo

-Oliver, tú no amas a Eleanor, nunca lo haz hecho, no entiendo porque estás causando este escándalo si siempre la habías visto como una amiga

-¡Tú que sabes de mis sentimientos!

-Lo sé porque he sido tu confidente por años, y nunca mostraste ninguna clase de sentimientos hacia mi hermana hasta que te dije que se casaría con Lord Hervey

-Eso... eso... fue simplemente porque aún no comprendía la magnitud de mis sentimientos por Eleanor

-Basta Oliver, hazle caso a Ben, deja el arma y acompáñalo a su despacho, necesitas calmarte

-¡No, Eleanor! Yo no me voy de esta casa sin ti. No necesito calmarme, lo que necesito es que vengas conmigo

-Somos tres contra uno, Oliver, no tienes posibilidades, baja el arma

-Si tú y Ben son capaces de matarme, está bien, no me importará pero antes me habré llevado a este tipo conmigo

El marqués que había estado analizando la situación en silencio, contuvo la ira que le causaba la situación y sin expresión alguna le dijo:

-Si es hombre, Fitzgerald, resolveremos este asunto con un duelo. Lo veré mañana al amanecer, usted sabe dónde

-¡No! -gritó Eleanor- nada de duelos. Ni si quiera hay motivo para que haya un duelo, yo estoy casada contigo -le dijo Eleanor a Antoine- y tú no eres más que un amigo para mí

-Lo veo mañana, a las seis en el lugar pactado, Hervey

Y así se retiró de la sala.

Eleanor y Antoine se quedaron a dormir en casa de Ben, que serviría de padrino a Hervey, en el duelo del día siguiente, lamentablemente, Oliver había dejado de ser su amigo.

Cuando Hervey se acostó junto a Eleanor, ella lo reprendió:

-No irás mañana a ese duelo, me prometiste que no volverías a preocuparme como hace unos días

-No hay manera de seguir siendo un caballero si se falta a un duelo pactado -dijo él mirándola serio.

-Me importa menos que una zanahoria esos tontos pactos de hombres, te digo que no irás y punto ¿Acaso romperás tu promesa, Antoine?

-Bueno y ¿Qué quieres que haga? -dijo él ya visiblemente molesto- Tú honor ha sido puesto en duda frente a toda la casa, es mi deber ir para restaurar tu honor

El marquésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora