Seis años más tarde...
Eleanor apenas se había despertado, eran alrededor de las diez de la mañana, se desperezó en la cama y luego se levantó con dificultad de la misma debido a su abultado vientre, tenía ya ocho meses de embarazo, muy pronto tendría al pequeño bebé que crecía en su interior, en los brazos.
Una vez estuvo sentada sintió, finalmente, que estaba más despierta que dormida. Solo entonces, se dio cuenta, que Antoine no se encontraba a su lado. Así que se levantó de la cama. Ahora que estaban de vacaciones, en Ickworth House si Antoine no estaba leyendo un libro a su lado en la mañana, solo había otra opción.
Eleanor caminó por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras, bajó despacio, aún con un poco de pereza y salió al jardín. Cuando Eleanor vio la escena no pudo evitar sonreír, pero se quedó callada para poder ser espectadora unos momentos más.
Antoine se encontraba en cuclillas a lado de Victoria su hija mayor (a quien habían nombrado de esa manera, gracias a la mujer que unió las vidas de sus padres) mientras le explicaba unas cosas sobre las fresas que estaban creciendo en el huerto. A Eleanor, la carita de concentración de Victoria, de apenas cinco años de edad, hizo que se le encogiera un poquito el corazón. Luego, Antoine tomó una de las fresas y la colocó en el pequeño cesto de la niña, haciendo que ésta tomara otra para proceder a mostrársela a su padre. Antoine, al parecer, la felicitó por la selección del espécimen, haciendo que Vicky sonriera con orgullo.
De repente, Eleanor, escuchó a Danielle, su hija de tres años, quien en cambio fue nombrada en honor del teniente primero Daniel Reynolds, decir:
-Papi, caballito, por favor -la niña dijo esto mientras sostenía una pequeña espada de madera en la otra mano.
Antoine en ese momento no supo qué hacer, ya que ambas pequeñas lo requerían para sus propios y muy diferentes asuntos.
Entonces, Eleanor intervino.
-Buenos días, mis cielos, dado que papi no puede dividirse en dos, me ofrezco de voluntaria para ayudar a Vicky a recolectar una ricas fresas, mientras la general Dani y su caballo vigilan el perímetro
Antoine entonces se dirigió a Eleanor y le dio un beso en la frente y otro en la pancita.
-Buenos días, bella durmiente y travieso o traviesa -dijo mientras acariciaba el vientre de Eleanor, ambos habían apodado así a su futuro bebé, ya que no paraba de moverse y de vez en cuando darle unas pataditas a mamá.
Las niñas no se quedaron atrás, ambas corrieron y después de darle los buenos días a su mamá y hermanito u hermanita le dieron un abrazo.
Luego el caballo y la general se dirigieron a la zona del césped. Mientras que Eleanor y Vicky fueron a recolectar las mejores fresas.
Al cabo de un rato, las dos ahijadas de la reina Victoria, junto con sus padres, entraron a la casa. Y Eleanor y Antoine se arreglaron, y después fueron a terminar de arreglar a sus pequeñas. Aunque, por más que la intención fue buena, Eleanor fue la que terminó haciendo los peinados de las dos pequeñas, ya que a su papá, aún se le dificultaba la materia de hacer coletas.
Y a las tres de la tarde, como esperaban, Ben, Allan, Tom y Rose llegaron a visitarlos por unos días. Después de un agradable almuerzo, Allan y Tom llevaron casi a rastras a Antoine a su despacho, ya que él les había prometido mostrarles un sable que recientemente le habían obsequiado. En cuanto a las tres pequeñas, se quedaron jugando en medio de la sala, al parecer, Rose y Victoria eran princesas y Danielle era una guerrera que las iba a rescatar del dragón.
-¿Crees que tenga el rasgo? -dijo Ben, mirando a Danielle. Eleanor y él se encontraban vigilando el juego de las niñas con sonrisas en el rostro, desde el sillón.
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El marqués
RomanceLa familia de los Ashley-Cooper ha albergado un rasgo por generaciones, un rasgo que hace a las mujeres extremadamente fuertes, con una inteligencia táctica casi inigualable y con facilidad de memoria para los movimientos de combate. Lo llaman el ra...