Severus había pasado la mayor parte de la noche dándole vueltas a su conversación con Jill Peverell, tanto que se sentía un poco culpable por no haberle dado más importancia a la casi muerte de Arthur Weasley. "Pero no se murió, ¿no?", pensaba cada vez que la punzada de culpabilidad le arremetía, para continuar pensando en Jill y la pregunta que ella formulara. ¿Qué era lo suyo? No estaba muy seguro de qué era lo suyo o, más bien, temía responder esa pregunta. Severus se negaba a aceptar lo mucho que le había molestado ver a Katie Bell a punto de besar a Peverell. No cesaba de repetirse que él sólo estaba evitando que se cometieran actos nada pudorosos en el colegio y una vocecilla le decía que era un maldito mentiroso.
¿Qué era lo suyo? Recordó a Jill riendo por alguna tontería dicha por el zanahorio en el patio de recreo. Una mañana, hacía aproximadamente un mes, él se había dirigido a los invernaderos en busca de ingredientes y se había detenido al ver el grupito de Potter, pensando si debía mandarlos de vuelta al castillo antes de que Umbridge les acusara de estar planeando alguna rebelión en su contra. No fue capaz de moverse de su lugar tras la columna cuando la vio reírse. Nunca la había visto reír en todos los años que llevaba ella en Hogwarts. Tenía una risa tan bonita, tan libre para alguien tan oprimido... Sólo pudo continuar su camino cuando, unos diez minutos después, ella miró su reloj y se despidió de los otros chicos.
¿Qué era lo suyo? Recordaba a Jill el año anterior inclinada sobre un libro en la biblioteca, sola. Se había metido el oscuro cabello tras las orejas para evitar que cayera sobre el libro y su entrecejo estaba un poco fruncido. Se mordisqueaba la uña del índice derecho, ajena a todo lo demás. En ese momento Severus no sabía gran cosa sobre ella y no habría imaginado que llegaría a conocer sus secretos más terribles. Ese día había hecho la vista gorda ante la herida a medio sanar en el labio inferior de la muchacha, a pesar de saber que Andrew Peverell era conocido en Slytherin por tener pocas pulgas.
¿Qué era lo suyo? Recordó también a una muy nerviosa Jill siendo interrogada en una reunión de la Orden durante el verano. Severus pudo notar marcas a medio desaparecer, de lo que parecían ser dedos, en su pálido cuello. Hestia Jones había sido un poco dura con la chica, resaltando que Jill se refería a Lord Voldemort como el Señor Oscuro, como hacían los mortífagos. Peverell, a pesar de su nerviosismo, no había permitido que la mujer la amedrentara y sugirió llamarle "Voldemort" para no generar controversia. La expresión de casi todos los presentes fue un poema y después de eso, hasta Hestia se vio mucho menos aprehensiva con la muchacha.
Se levantó de la cama, soltando un bufido de impaciencia. Estaba muy confundido respecto a sus pensamientos plagados de Jillian Peverell. Definitivamente su molestia por Katie Bell no estaba relacionada con la posibilidad de que el colegio se viese mancillado, no si era Jill quien abordaba su mente cuando se preguntaba qué era lo suyo. Se dirigió al baño, desvistiéndose por el camino y se dio una larga ducha, sin dejar de pensar en Jill ni un solo momento, sintiéndose un tanto pervertido mientras se enjabonaba.
En cuanto salió de su dormitorio, volvió a poner su expresión de "váyanse a la mierda todos" y se dirigió al comedor para desayunar, aunque no tenía nada de hambre. Una vez allí, no pudo dejar de mirar a una solitaria Jill juguetear con la cuchara en su plato de cereal. Era extraño verla sin la compañía de Potter, Weasley y Granger; pero como bien sabía él, Potter y el Zanahorio estaban en la casa del perro en ese momento en compañía del resto de los Weasley. Supuso que Granger debía estar siendo informada por Dumbledore acerca del paradero de sus amigos y por eso no estaba en el comedor todavía. La muchacha levantó la mirada de su plato y la dirigió a la mesa de los profesores, más específicamente a donde estaba Severus, quien, tras un breve instante de contacto visual, apartó sus ojos de ella y agarró una jarra de café para servirse un poco. "Eso es, Severus. Finge demencia", dijo la fastidiosa vocecilla en su mente.
ESTÁS LEYENDO
Marcados I: Sangre antigua
FanfictionSeverus Snape, hombre frío y calculador, cuyo universo consiste en ir y venir entre mortífagos, sirviendo al Señor Oscuro, descubrirá que en la vida hay más que sólo ser un espía de Albus Dumbledore. Alguien irrumpirá en su vida, poniéndole las cosa...