Capítulo 4

1K 113 17
                                    

A un mes del cumpleaños de Kaysa, la pequeña de cabellos azules se había vuelto amiga de Elina y Daven.

Einar estaba feliz, pues no había visto a su hija tan feliz en tanto tiempo. Pero también estaba preocupado. Maran había insistido más de lo usual con lo de "utilizar a Kaysa para un bien mayor." Le enfurecía él que quisiera usar a su hija, ¡con solo cuatro años!

—Glat, ¿seguro que tu padre no está en casa? —preguntó Einar, a lo que el menor de siete años negó.

—Dijo que volvería en la tarde. ¿Para que lo busca?

—De hecho, también quería hablar contigo. —Glat le prestó más atención a Einar—. Tu... Tu padre tiene ideas confusas sobre muchas cosas, y no quisiera que te arrastrara con él.

—Mi padre no está mal. Tal vez para usted sean ideas equivocadas, pero le aseguro que él tiene sus razones para hacer lo que hace.

—¿Y que es lo que hace exactamente?

Glat tragó duro y dio un paso hacia atrás. Había dicho demasiado, y si su padre se entera lo podría castigar por eso. Einar vio que el menor empezaba a abrir la boca, como si quisiera decir algo, pero luego se retractaba y bajaba la cabeza.

—Glat, a ti no te pasará nada. No has hecho nada malo.

—Mi papá regresará en la tarde, venga cuando esté él. —Glat dio media vuelta y le cerró la puerta a Einar.

Einar suspiró y empezó a caminar. Si bien sabía que Maran era muy resentido, testarudo y, en ocasiones, muy violento, nunca creyó que sería capaz de meter a su hijo en sus alocados planes.

No había sabido casi nada de Maran durante el último mes. Había faltado al trabajo casi todos los días, y le habían dicho que lo habían visto caminando en dirección al bosque a altas horas de la noche. No quería pensar mal de alguien a quien alguna vez le confío su vida en el campo de batalla, pero, a como estaban las cosas y considerando las habilidades de su hija, todo era posible.

—¡Papá! —Einar alzó la vista y pudo ver a su hija correr hacia él— ¡Papá, Elina me enseñó a dibujar!

Kaysa le enseñó a su padre un dibujo de un pájaro. Las patas estaban de diferente tamaño, y los ojos solo eran dos puntos negros, pero, si consideraba que su hija nunca había mostrado interés por dibujar, era un hermoso dibujo.

—Muy bien Kaysa. —felicitó Einar con gran sonrisa—. Oye, ¿sabes dónde está tu tía Nilsa?

—Sabes que está la mayor parte del día en los muelles —rió Kaysa, pues le pareció gracioso que su padre olvidara ese detalle.

—Si, gracias.

—¿Pasa algo?

—No, nada de que debas preocuparte —Einar le dio un beso a Kaysa en la frente y caminó hacia los muelles.

Kaysa tenía poca edad, si, pero era muy perceptiva y lista. Y eso le daba miedo a Einar. Tenía miedo de que su hija no tuviera una infancia normal. Aunque, ¿que tan normal podría ser si los dragones le dan regalos en el día de su cumpleaños?

━━ ✧ ━━

—¡Kaysa! —La nombrada volteó y vio con duda al hombre que le hablaba—. No me veas así, soy Maran, me has visto con tu padre.

—¡Claro! ¿Que pasa? —Kaysa sonrió, pero Elina arrugó un poco la nariz, mueca que hacía cuando sentía que algo no andaba bien.

—¿Podría pedirte un favor? —Maran mostró sus manos, que hasta el momento había estado ocultando tras de sí, y mostró una pequeña piedra que brillaba en diferentes todos de verde y rojo— Este es un huevo de dragón, lo encontré tirado en el bosque.

Entiendo a los dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora