Elina, Daven, Glat y Kaysa estaban en la casa de esta última, más específico, estaban sentados al rededor de la mesa. Elina y Glat seguían tristes por la noticia de que sus padres fueron secuestrados, pero Glat no podía evitar sentir enojo, pues sabía que su padre había estado hablando con un desconocido, y que su supuesto secuestro podía ser una mentira.
—Mamá se puso tan triste que no se ha podido levantar de la cama —mencionó Elina con tristeza—. Y eso está mal. Ella estaba mejorando, ya había podido estar de pie por más tiempo. Ella debe mejorar pronto... No sabría que hacer si algo le llegara a pasar.
Kaysa y Daven se miraron con preocupación. Sabían que el padre de Elina era realmente importante, pero no sabían que hacer ni que decir para que la situación mejorara aunque sea un poco.
Glat golpeó la mesa con su puño, causando que los demás dieran un pequeño brinco y lo miraran con inquietud.
—Mi padre... Él... Él puede que esté mintiendo.
—¿A qué te refieres? —preguntó Kaysa, viendo de reojo como Elina apretaba sus manos contra la madera de la silla.
—Él ha estado hablando con alguien extraño, nunca le ví la cara, pero siempre se reunían por la tarde. No sé si esté relacionado, pero conociendo a mi padre, lo más probable es que esto sea parte de uno de sus planes.
—¿¡Y por qué se tuvo que llevar a mi papá!? —Elina comenzó a llorar— ¿¡Por qué se llevó lo más importante para mí!? ¿¡Por qué!?
—¡Elina! —Daven se puso de pie y abrazó a su amiga, quien siguió llorando.
—¿Es verdad lo que dijiste? —Al estar parado en la puerta principal, Einar había escuchado todo.
—¿Por qué mentiría? Mi padre rara vez está en casa, incluso ha dejado de pasar tiempo conmigo. Siento... Siento que no tengo que defenderlo.
—Bien. Aunque no lo creas, lo que dijiste puede ser de ayuda —Einar puso una mano sobre el hombro de Glat—. Prometo que todo saldrá bien.
Una fuerte explosión los sacudió y les hizo salir de la casa. Vieron casas en llamas, vikingos corriendo por todos lados, niños llorando, y varios barcos lanzando rocas y bolas de fuego, sin mencionar las flechas que caían sin aviso.
Einar les gritó a los menores que volvieran adentro, pero entonces, dos grandes piedras destruyeron la casa, haciendo que una gran nube de humo cubriera su vista. Kaysa avanzó con los brazos extendidos y de aferró a lo primero que encontró, que fue el brazo de Glat.
Ambos caminaron hasta que lograron salir de la nube de humo. Vieron que más casas habían sido destruidas, y que los atacantes habían comenzado a bajar de los barcos y pelear cuerpo a cuerpo.
Kaysa sintió que un escalofrío le recurrió el cuerpo. Empezó a respirar con dificultad y tuvo que sujetarse a Glat con más fuerza para no caer al suelo. No le gustaba para nada sentir miedo. Pidió que algún dragón bajara y la defendiera, que por lo menos fuera capas de pedir ayuda a los grandes lanza fuego, pero solo logró que las lágrimas de escaparan de sus ojos.
Vieron como Einar se acercaba a ellos con Elina y Daven en brazos. Cuando los menores estuvieron reunidos, Einar los guió hasta el gran salón, dónde se encontró con Nilsa, varios niños y unos cuantos hombres heridos que estaban siendo curados.
—¡Kaysa! —Nilsa abrazó a su sobrina— Einar, ¿están bien?
—¿Qué está pasando? ¿Quien nos está atacando?
—No lo sabemos. Llegaron de la nada.
—Kaysa, deben quedarse aquí, ¿entiendes? —La menor asintió mientras un nudo se formaba en su garganta y estómago—. Volveré, lo prometo.
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Entiendo a los dragones
Fantasy𝐄𝐀𝐋𝐃 | ❝Dragones y vikingos conviviendo en armonia, ¿quien lo hubiera dicho?❞ Kaysa siempre fue diferente, y se notó en el momento en que nació, pues es muy inusual que alguien tenga el cabello azul. Con el paso del tiempo, Kaysa se dio cuenta d...