Entiendo a los dragones

Capítulo 24

Astrid, Heather y Dagur volaban lo más rápido que sus dragones podían. Si Kaysa y los demás se dirigían a una trampa ellos tenían que decirles. Pero la sensación de estar llegando tarde se hacía cada vez más fuerte.

A lo lejos vieron un barco que parecía ser de los cazadores dirigidos por Haakon. Al ver que iban en la misma dirección, no dudaron en acercarse. Cuando lo hicieron, se dieron cuenta de que Eret era quien iba al timón.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó el ex cazador al ver los dragones de sus amigos.

—¿Nosotros? —bufó Astrid, dejando que Tormenta aterrizara frente a Eret— ¿Qué haces navegando este barco?

—Tuvimos problemas. Eructo y Guacara no podían volar y tuvimos que tomar el barco —explicó él—. Descubrimos que Haakon les está esperando.

—Nosotros igual —habló Heather—. ¿Creen que lo tuviera planeado? ¿Que nosotros descubrieramos su plan?

—No puede ser tan listo —bufó Dagur—. ¿Dónde están los demás?

—Abajo. Haciendo un plan.

Heather y Astrid bajaron con los demás, mientras que Dagur se quedó con Eret.

—¿Tú crees que si pudo planearlo? —preguntó Dagur, sin mirar a Eret.

—Puede ser. Haakon no fue tan valorado por Drago, por eso nunca explotó sus ideas al cien. Ahora... No sé de qué sea capas —Eret apretó el timón con enojo. Sentía algo de culpa por tener que pelear contra alguien que alguna vez fue un aliado, pero entendía el porque debía hacerlo—. Kaysa está en problemas. Haakon experimentó con hierbas venenosas para dragones.

—¿¡Dices que la quiere matar!? —El enojo subió por todo el cuerpo de Dagur— ¿¡Por qué haría eso!?

—No lo sé. Tampoco estoy seguro si de verdad piensas usarlo contra Kaysa.

—¿Hay algo que si sepas?

—Sé que necesitan nuestra ayuda. Llamó a la mayor parte de sus guerreros, quien sabe a cuántos se estén enfrentando.

—Son fuertes. Resistirán lo suficiente.

—Eso espero.

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Elina y Glat habían sido sorprendido por los cazadores. Eran tantos que necesitaron la ayuda de Valka para poder ponerse a salvo. Claro que en poco tiempo los volvieron a encontrar.

Mientras los dragones atacaban por el aire, Elina y Glat peleaban contra los cazadores que podían. Valka volaba con Brincanube, ayudándolos si era necesario, y claro que lo era. Los cazadores llegaban por montón y, aunque se entretenían con algunos dragones que andaba sueltos, seguía siendo muy difícil. Tal vez el gasto de energía les estaba jugando más en su contra de lo que esperaban.

Cuando hubo un pequeño terremoto, supieron que Daven había logrado derrumbar una parte de la torre. Pero aunque quisieron ir tras Haakon, los cazadores se encargaban de distraerlos, y mucho.

Por suerte, lograron esconderse tras unos escombros junto con sus dragones.

—No podremos... seguir así —dijo Elina, recuperando el aliento—. No por mucho tiempo.

—Se están dispersando —avisó Valka—. Les puedo conseguir tiempo.

—No te dejaremos —habló Glat con voz firme. No volvería a abandonar a nadie—. No nos iremos de aquí.