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—Lamento no haber reservado antes—dijo Stephen agobiado con una bolsa en brazos, inmerso en el coche de Tony.

—Esta bien, el lugar no importa, con que pueda pasar mi cumpleaños con mis amigos es más que suficiente. El que vengan Beck y Pep ya es ganancia para mi, no los veo desde que tuvieron a su cachorro.

—No paso tanto, ¿no fueron al-?

—No.

—Mmmh, que raro. Juraría que habían ido—suspiró y recargó la cabeza en el respaldo del asiento—. ¿Muerte lenta y dolorosa por enfermedad o ver morir al amor de tu vida?—planteó el alfa de repente.

—Por mucho la primera. Sería muy doloroso ver al amor de mi vida morir lenta y dolorosamente. Además apresuraría mi muerte para que no sea tan lenta. ¿Y tú?

—La segunda, yo viviría.

—¿En serio?

—No digo que sea agradable, pero mejor ella que yo. Tengo muchos años por delante y muchas vidas que salvar—reviso su reloj—. Espero que no lleguemos tarde.

—Descuida, estamos a tiempo.

Tony estacionó el coche y caminaron para llegar al departamento de Natasha y Bruce, lugar donde celebrarían el cumpleaños del omega. Subieron las escaleras y tocaron la puerta, siendo recibidos por una atareada mujer pelirroja totalmente desaliñada, cargando un cesto de ropa y un peluche de dinosaurio.

—¡Hola!—saludaron animosos.

—Ah, hola—correspondió el saludo con cierto dejo de fastidio—. Disculpen, no estamos listos—comentó agobiada regresando inmediatamente al interior de su hogar.

El omega y el alfa se miraron entre si confundidos antes de ingresar, caminando cautelosamente, esquivando los juguetes que se encuentran tirados en el piso, sorprendiéndose del tiradero y los gritos del pequeño de la casa.

—Robert deja de correr tanto. Hey, ¿te puedes estar quieto por un segundo?—murmuró agarrando el brazo del inquieto niño que no para de correr—. ¡Bruce!—gritó.

—¡Estoy en el baño!

—¡Tony y Stephen llegaron!

—¡Hola chicos!

—¡Hola Bruce!

—¡Apúrate!—vociferó molesta—. ¿Pueden vigilar tantito al niño?

—Sí, claro—respondió el omega, acercándose al pequeño—. Hola Robert—lo cargó entre sus brazos—. ¡Que grande estas!

El alfa notando que Tony tiene la situación controlada, se dirigió a la cocina, colocando sobre la barra las bolsas que cargaba.

—Hola—dijo Bruce saliendo del baño, acomodándose la camiseta—. ¿Cómo estás?

—Genial—contestó Tony soltando al niño para abrazar a su amigo.

—¡Bruce!—Natasha enfurecida interrumpió la conversación que empezaba a entablarse—. ¿Podrías ayudarme?—planteó realmente irritada por cargar con todo el peso de los quehaceres—. No puedo hacerlo todo yo sola.

—Lo siento, estaba en el baño—objetó con molestia, alzando la voz.

Tony y Stephen se arrojaron una mirada de desconcierto, el comportamiento de sus amigos es nuevo para ellos, sintiéndose incómodos de presenciar sus discusiones.

—Ya lo dijiste como veinte mil veces—mencionó acercándose para cerrar la puerta del baño que su esposo había dejado abierta—. Carajo, ¡cierra la puerta!

El acuerdo (Ironstrange AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora