18

2.5K 288 119
                                    

Cubrió su rostro y comenzó a tallarse, no solo para enjuagar sus lágrimas, sino en un intento desesperado por aclarar sus ideas y calmar sus emociones. Exhalo profundo y retomo la palabra.

—No puedo dejar de pensar en ellos. Siempre tengo la horrible sensación de vacío... incluso cuando Everett estaba conmigo. Nunca me había sentido así, tan... ansioso, confundido y triste.

—Ambicionabas demasiado, amigo. Querías obtener lo mejor de todo y abarcar tanto sin salir perjudicado. Era obvio que en algún punto ibas a quedar mal.

—Sí... entendí de la peor manera que en la vida no puedes tenerlo todo.

—De ninguna manera su acuerdo iba a funcionar si Tony estaba desarrollando otra clase de sentimientos por ti. ¿Nunca te paso por la cabeza la posibilidad que alguno de los dos terminará enamorado del otro?

—Honestamente, no. Yo creí que ambos nos veíamos como amigos, tenía plena certeza que no nos interesábamos de otra manera y que el hecho de tener un hijo no cambiaría nada entre nosotros, al contrario, reforzaría nuestros lazos de amistad.

—Como sea—espetó luego de una risa burlona—, haznos un favor a todos y da ese paso. Insisto en que podría funcionar, se ven muy bien juntos y están igual de locos.

—No me digas que tú... ¿también nos "shippeas"?

—¡Por favor! Hasta la maestra de matemáticas lo hacía, ¿por qué crees que los sentaba juntos?

El azabache soltó una risita nerviosa ante el comentario.

—Se veían tan felices. Eran tan felices cuando estaban juntos—añadió Beck.

—Era feliz y no lo sabía—suspiró—. Lo arruine.

—Creo que estás a tiempo y en la obligación de hacer algo al respecto.

Es consciente que tiene qué hacer algo y que en sus manos esta cambiar su actual situación, pero no sabe cómo ni de qué manera. Está muy confundido y sus constantes dudas solo lo están empeorando.



Stephen llegó tan puntual como siempre a la casa de Tony, el cual, como es habitual, evadiendo su mirada, lo saludo con un fugaz "hola" y se giró para llamar a Peter. El alfa trató de entablar un diálogo con él, pero el omega rápidamente se zafó de aquello fingiendo estar ocupado recogiendo los juguetes de su cachorro.

—¡Papá!—exclamó eufórico el pequeño de la casa, corriendo feliz a los brazos de su padre.

—¡Hola arañita!—lo abrazó y besó con la misma emoción que su hijo.

—¿Adónde vamos?—preguntó realmente entusiasmado.

—Mmh, ¿qué te parece si vamos por un helado?

—¡Siii!—clamó dando pequeños saltos de alegría acercándose a su otro padre que se mantenía ajeno e indiferente—. ¡Vamos!—conociendo muy bien lo mucho que le gustan los helados a su papá Tony, a modo de invitación, estrecho su mano y empezó a jalarlo.

—No, Peter. Vayan ustedes—se resistió al instante declinando la invitación siendo lo más gentil posible.

—Quiero que vengas. ¡Vamos!—insistió el niño mientras el alfa se mantiene al margen, expectante e inquieto; por un lado quiere que Peter desista y no incomode u obligue a su padre a hacer algo que no quiere, pero, al mismo tiempo, quiere que siga insistiendo.

—No puedo, Peter...—intentó explicarle pero el puchero y las lágrimas de su retoño lo frenaron—. Cariño, no llores—se inclino hacia él—. Esta bien, iré con ustedes—cedió finalmente.

El acuerdo (Ironstrange AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora