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El doctor Strange camina por los pasillos del hospital. Le dio un sorbo a su té antes de ingresar a su oficina.

—Tony, ¿cómo diablos entraste?—preguntó al verlo en su silla muy campante.

—Eso no es importante—se levantó y se acercó a él con una gran sonrisa.

—¿Qué?—repuso confundido.

—Felicidades, señor Doctor, alguien será padre—canturreó agitando una prueba de embarazo.

Rápidamente tomo la prueba entre sus manos. Sus ojos aguamarina engrandecieron al comprobar que, en efecto, será padre.

—Oh... Esto es... Maravilloso—espetó un tanto ido con la mirada fija en la prueba.

Dejo su té sobre el escritorio y le dio un fuerte abrazo a su amigo.

—Lo sé, ¡es genial!—clamó con una sonrisa amplia—. Te lo juro, Steph, no puedo describir lo feliz que me siento en este momento.

—No necesitas mencionarlo, todo tú desbordas tanta alegría.

—Bueno, ya que lo del cachorro es una realidad, llego el momento de informárselo a mis padres.

—Te deseo suerte. La necesitarás con tu padre—mencionó palmeándole el hombro.

—Espera un momento...—frunció el ceño—. ¿Quién dijo que iría solo? ¡Tú me vas a acompañar!

—¡¿Yo?!

—No, es broma, le voy a decir al de intendencia que me acompañe. ¡Claro que tú, imbécil! ¿Quién más?

—¿Crees que sea buena idea? A tu papá nunca le agrade.

—En realidad, nadie es de su agrado. Además, tú me das valor para enfrentarlo.

—Eh... Sé que sonará estúpido, pero... tu papá me da miedo—admitió—. ¿Quién va a dar valor a quién?

—Ok, entonces nos daremos valor mutuamente—dijo ofreciéndole una cálida sonrisa.


Eligieron el sábado para comunicarles la noticia. En la noche, cuando ambos estuvieron libres de sus respectivas actividades, acudieron a la elegante mansión de los Stark.

Una vez recibidos e instalados en la sala, Tony se encargo de informarles que esta esperando un cachorro, mientras Stephen se mantiene al margen, aguardando en silencio en uno de esos cómodos sillones de terciopelo.

La primera reacción de su madre fue de sorpresa, la cual en seguida se transformó en felicidad y llanto. En cambio, el impasible rostro de su padre se mantuvo en todo momento serio e inexpresivo. Inmediatamente sus oscuros ojos, que estaban clavados en su hijo, viajaron hacia Stephen, a quien miro desdeñosamente.

—Anthony, ¿en serio tendrás un hijo con este?—inquirió despectivo.

—Sí, Stephen es el padre de mi cachorro—pronunció con orgullo.

—Estoy tan feliz por la noticia, siempre quise tenerte de yerno—María, ilusionada, tomo la palabra, observando a Stephen de manera dulce.

El doctor no sabía cómo sacarla de su error, no quiere ser el responsable de matar sus ilusiones, solo pudo verla aterrado, esperando que Tony hiciera algo al respecto.

—Fijen una fecha para la boda, antes de que el embarazo se note—comentó Howard nada feliz.

—Stephen y yo no nos vamos a casar—aclaró Tony con gran aplomo.

El acuerdo (Ironstrange AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora