1

5.2K 264 4
                                    

-Mamá que no hay necesidad de esto, sabes que no preciso clases extra de italiano -dije con obviedad.

-Sí las necesitas, que esta profesora que tienes ni te quiso poner de monitora de la asignatura ni te da la puntuación a la que estás acostumbrada -dijo saliendo del auto.

-Por eso, sabemos que los problemas vienen de ella conmigo, no de mis conocimientos.

Realmente no lo entendía, Vivian, la profesora de lengua italiana que tenía desde el comienzo de la carrera no había hecho más que ningunearme, quizás era problema mío que iba de niña repelente creyendo saberlo todo y eso lo odian los académicos, pero más bien parecía simplemente caerle mal. No me dejaba participar, me hablaba mal, no me incluía en las actividades, me bajaba la puntuación por nada y por primera vez en todo mi historial no era monitora de dicha clase y modestia aparte, era la más enterada de la asignatura.

-Shhh...-me mandó a callar acercándonos a la puerta-. Esta profesora me la recomendó mi amiga Marta, se supone que es la mejor de tu universidad así resolverás tus problemas. Te quedan pocos semestres para terminar la carrera y esa calificación no puede destrozar tu promedio.

Llamó mi madre a la puerta y apareció en la oscuridad de la noche una mujer en sus cuarenta y tantos, de cabellos castaños y ojos claros iluminando el ambiente. Me miró y la miró a ella sin comprender y luego preguntó:
-¿Qué desean?

-Buenas, entiendo que usted es Sandra, yo soy la amiga de Marta, me dijo que te avisaría que vendríamos -dijo mi madre y la mujer solo asintió-. Es que la niña... -dijo y yo entorné los ojos cansada de ser la niña a los 21 años-, está teniendo problemas con la asignatura y queríamos ver si usted podría ayudar con unas clases privadas.

-Mucho gusto -respondió la mujer sin dejar de mirarme como analizando ¿el caso?-. La verdad es que ahora ya casi finalizando el semestre está complicado que pueda, tengo llenos todos los horarios -dijo tocándose la mejilla y haciendo un gesto de duda con los labios.

-Por favor, a la hora que sea ella podrá, le enviamos el coche y va hasta el piso y luego la regresamos -insistió mi madre.

Se escucharon unas voces dentro teniendo una conversación ininteligible pero armoniosa como si estuvieran de celebración.

-Vámonos ya, que la señora está ocupada y no puede -le dije a mi mamá sintiendo vergüenza.

-Lo siento pero es que ahora no va a poder ser, quizás para el próximo semestre -dijo a modo de disculpa alzando las palmas-, "la niña" -dijo con ironía haciéndome sonreír- que estudie mucho y de seguro pasa el examen.

Bastaba | Temática Lésbica | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora