En la mañana cuando me dirigía a la facultad con menos ganas que nunca se detuvo a mi lado un coche que reconocería a kilómetros.
-¿Necesitas un aventón?
-No, muchas gracias. Hoy me apetece darme un paseo señora Martín -dije con toda la educación posible evitando que se notarán mi enojo y mi corazón en añicos.
-Había olvidado lo terca que eres.
-Ojalá todos tuviéramos su corta memoria -le dije y volteó los ojos.La profesora bajó del coche, me abrió la puerta, me hizo entrar y me colocó el cinturón.
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Bastaba | Temática Lésbica | Completa |
RomanceMientras Sandra escribe en la pizarra La otra es incapaz de concentrarse Ella aparta el pelo de su espalda Y a Julia el lenguaje italiano le arde Sandra Martín tenía la vida ideal que mucho le había costado lograr cuando lo que parecía ser un inocen...