-No va a llegar tu hija, ¿no? -pregunté para no llevarme otro susto.
-No va a llegar nadie...
Y con aquella certeza, hice todo lo que quise con su cuerpo. Era cierto lo que había descubierto con Itziar, no me gustaba que me controlaran, disfrutaba muchísimo más dominando la situación, los tiempos, a la persona con quien compartía el momento. Ver a Sandra retorcerse y arañarme la espalda por las embestidas de mis dedos me daba más placer que cualquier cosa en el mundo.
-Ahora mismo... haría cualquier cosa... que... me pidieras -murmuró Sandra sin respiración antes de liberar el último y más largo de sus gemidos aferrándose a mi cuello buscando un beso que la silenciara, pero no lo hice, quería oírla.
Amaba tener a mi disposición, obedeciendo como criatura indefensa, a esa profesora que todos le temían, era un contraste tan sensual que hacía mis ganas ir en aumento. A pesar de tenerla tan pegada a mí como era posible y sin aliento, necesitaba más de ella, nunca me aburriría de descubrir los mecanismos de su cuerpo que la hacían explotar, y seguí en mi búsqueda.
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Bastaba | Temática Lésbica | Completa |
Roman d'amourMientras Sandra escribe en la pizarra La otra es incapaz de concentrarse Ella aparta el pelo de su espalda Y a Julia el lenguaje italiano le arde Sandra Martín tenía la vida ideal que mucho le había costado lograr cuando lo que parecía ser un inocen...