♦ IV ♦

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Kokonoi






El destino lo había puesto en su camino, junto a una vida feliz y llena de amor... Pero él se había encargado de arruinarlo.

Akane, Akane, Akane — era en lo único que pensaba después del accidente.


Aquella rubia siempre estaba en su cabeza, las veces que la acompañaba a la librería, tan solo pasar tiempo con ella hacia a su vida brillar, ¿Por qué era ella, verdad? Akane ¿Era el amor de su vida?.

Toxicidad.

Había iniciado una relación con el hermano de su difunto amor. Si, estaba mal, estaba mal que siempre que lo veía, veía a Akane y no al muchacho que había decidido entregarle su corazón.

Dolor.


Años y años de relación y aún no lo veía a él. Siempre comparándolo con su difunta hermana, más él siempre lo perdonaba. No sabía cómo sentirse ¿Basura? Quizá esa era la respuesta.


— ¿Cómo estás, amor? — le pregunto viendo el reflejo de una hermosa joven rubia sonriéndole


— Déjalos, Akane, son unos idiotas


¿Cuánto lo había hecho sufrir por su tonto capricho?

— Mi linda Akane — susurro mientras lo abrazaba y cubría con aquella sábana blanca — te amo

No sabía si elegirlo a él o seguir viviendo para ella.

Pero era inevitable, veía los montones de dinero y pensaba en ella, veía los cerezos y pensaba en ella, iba a la librería y siempre estaba ella.


Lo miraba a él y estaba ella.

Siempre era así y se odiaba por eso.


Se arrodilló frente a la tumba de la hermosa rubia que vivía aún en sus sueños, con un ramo de rosas en sus manos y lágrimas amenazando por salir.


— Te amo y se que siempre lo haré — dejo salir en un susurro.


Suspiro después de horas frente a aquella tumba, lloveria en cualquier momento y aunque no le importaba mojarse, no quería llevarse los regaños de Inupi nuevamente.


Sonrió inconscientemente.


Decidió comprar unos dulces para él, pasando por su pastelería favorita se encamino a su casa.


Yo amo a Koko y él me ama a mí —
Oyó y aunque no sabía la razón su corazón se rompió.


Quería iniciar de nuevo, con aquel ojiazul que tenía al lado, enserio eso era lo que más deseaba, pero ella vivía en su corazón, encadenada, con miles de promesas que no cumplió.


Le dolía no darle un amor completo al rubio, le dolía que él pensara que no era suficiente, porque él lo era, él era tanto y él tan poco.


Seishu no merecía este martirio.


Así que sacó el anillo de compromiso de su bolsillo y se lo entrego

— Cásate conmigo — le dijo con una sonrisa, vio como esté sonreía al borde de las lágrimas mientras asentía


Te amo, Akane — sonrió mas pronto se dió cuenta de su error pronto todo se descarriló.


Una lámpara salió estampada hacia su dirección, vio como las lágrimas que eran de felicidad se tornaron cruelmente de una cruda decepción y tristeza.


Peleaban seguido, él siempre terminaba perdonandolo, mas sabía que esta vez era diferente.


— Soy un idiota por pensar que podías amarme a mi — susurro cerrando la puerta a su espalda con un estruendo.


Joder.


Enserio dolía.


Más no podía obligarlo a quedarse a su lado, no.


Él le había hecho tanto daño que ya no quería seguir arrastrándolo.


Más las cosas no se quedarían así, no claro que no.


Mejoraría, todo mejoraría, estaba decidido, haría cualquier cosa por recuperar al rubio y ser feliz a su lado, lo haría así tuviera que vender su alma al mismo diablo.


Pero para eso tenía que mejorar y aunque le duela... Soltar a Akane.

NO SOY ELLA... |TR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora