♦ XIV ♦

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MANJIRO



El pequeño estaba harto de los regalos.

Estaba harto de que su corazón latiera tan fuerte cuando veía aquella cajitas llenas de dulces, de leer esas notas una y otra vez.

La esperanza crecía en su cuerpo, al igual que aquella calidez en su pecho.

Y no saben cuánto se regañaba por ser un idiota, por sentir aún ese amor en él, por no poder agarrar esos regalos y botarlos, ir y encarar al tatuado para que deje de mandarlos.

Manjiro Sano, eres un gran idiota —— se repetía mentalmente, siempre que guardaba aquellas pequeñas notas.

Sintió una gran opresión en su pecho, un dolor de cabeza que le traía los recuerdos de aquellos cinco años que sufrió siendo solo un juego, un remplazo, de aquellos años que sintió que lo merecía.

Sintió como se rompía nuevamente.

—— No soy Emma, no soy Emma... —— susurro con los ojos cristalinos —— No quiero ser Emma de nuevo.

Su celular empezó a sonar, con una canción que hace tiempo había escuchado y que parecía relatar lo que sentía.

No te quiero ver, Kenchin.

La hora acordada de la cena que tendría con su nuevo amigo llegó.

Inupi parecía comprenderlo, podía hablar de muchas cosas con él sin tener que preocuparse por ser fuerte ante sus ojos, porque sabía que él lo comprendía, porque sabía que él no lo juzgaría.

Agradecía haber conocido a Seishu, aunque estás no eran las mejores condiciones.

Aún así no se arrepentía, ambos trataban de olvidar... Que pena que no lo lograban.

¿Debería perdonarlo? Aquella idea paso por su mente, más su pecho volvió a doler.

Negó con la cabeza, no era momento de estar triste si iría a ver a su amigo.

Pero antes de salir, se encontró con su pelinegro y tacaño compañero, este veía fijamente un tulipán blanco, girandolo entre sus dedos, acariciando sus pétalos tan cuidadosamente como si estos fueran del cristal más frágil del mundo.

Imaginando que podía tocar a Seishu.

—— ¿Eres un idiota? —— pregunto algo enojado —— ¿Aún no fuiste a hablar con él? ¿Sabes que se siente triste cada que ve una flor en su puerta pero no a ti? Se hombre y ve, habla con él e intenta arreglar las cosas, ya no seas idiota.

—— No siento que sea el mejor momento, siento que tengo que tomarme mi tiempo —— le respondió el pelinegro, su mirada se mostraba melancólica.

—— No importa lo que tú creas, ya es hora, no pierdas más tiempo, Koko —— dijo enojado.

—— No quiero forzarlo.

El pequeño soltó un suspiro enojado, tomo a su amigo del brazo, junto a la chamarra que posaba en el sillón.

—— No seas lento, me vale lo que pienses tú vendrás conmigo, no quiero que Inupi se sienta triste nuevamente.

Así ambos empezaron a caminar, lado a lado aunque el pelinegro buscaba escapar el menor era rápido y tenía buenos reflejos para saber cuándo tomar a su amigo y que este no se escapará.

Así el rubio y el pelinegro llegaron al lugar acordado, al dúo le sorprendió no hallar al ojiazul ahí pues este era muy puntual, pero no les importa mucho, después de todo, a veces a uno se le hace tarde.

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2022 ⏰

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