♦ VIII ♦

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Kokonoi // Manjiro






Había pasado 8 meses desde ambas rupturas amorosas.


Muchas cosas cambiaron.


Muchas cosas sobraban.


Pero más faltaban.


Extrañaban el calor de otra persona, así que cuando vieron la oportunidad de vivir juntos, no lo dudaron y aceptaron.


Todos pensarían que vivirían en la casa del Hajime, sirvientes que se encargaban de todo, tener un lugar espacioso para ambos y disfrutar de los lujos.


Si, todos le apostaban a esa idea.


Pero Manjiro fue firme.


No iba a vivir en tan grande casa donde solo se sentía la soledad. Tampoco iba a dejar que otra persona se encargue de todo, haciendo que sea imposible huir de sus pensamientos.


Así que el pequeño departamento de Mikey fue la opción, la opción ganadora.


Koko se había acostumbrado a que el pequeño rubio siempre llegará con un postre, al principio fue algo agobiantes estar comiendo siempre algo dulce, pero con el tiempo se había habituado.


Mikey se había acostumbrado a las extravagancias que tenía su compañero, si, cuando lo vio llegar con tales maletas de ropa, y un auto detrás de él traendo muchas más cosas, enserio se sorprendió o cuando le obsequio un juego de sala completo solo por haber cumplido un mes viviendo juntos.


Era demasiado.


Pero poco a poco vio como iba cambiando sus gigantescos regalos, por cosas más pequeñas, cosas más significativas.


Ambos se habían adecuado perfectamente al otro y eso les hacía feliz.


A los dos meses de vivir juntos, una pregunta rondaba por la cabeza del pelinegro y joder, por más que se reprendía y decía que era una locura, no se iba.


¿Por qué el pequeño rubio sonreía tan falsamente?


Conocía esa sonrisa.

La conocía muy bien, pues él mismo había estado en esa posición.


Cuando estaba con el rubio.


NO SOY ELLA... |TR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora