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Aquellos ojos negros no dejaban de verlo.

Aun le dolía que lo llamara por su nombre, a veces por su apellido.

No.

No era Kenchin.

Ni era siquiera Draken.

Era Ken.

Ken o Ryuguji.

Sus ojos lo evitaban y esquivaban.

Sus cuerpos estaban tensos por no saber cómo reaccionar, o quizá por querer sentir el calor proveniente del otro como antes.

Ahora se encontraban sentados frente a frente, en aquella mesa que parecía cada vez hacerse más grande, alejándonos de las personas que más querían.

El ojiazul tocó el hombro de su amigo, dándole ánimo le sonrió con confianza, era su momento de actuar.

- Deberíamos hablar en otro lado, Hajime - le llamo, sentía su cuerpo temblar ante aquellos ojos que no habían dejado de verlo, su corazón latía tan fuerte que parecía que iba a salirse para ir a abrazar al pelinegro, pero no, tenía que ser fuerte.

El pelinegro dudo un poco, miro a su acompañante, no quería dejarlo solo, se veía tenso y para nada a gusto con aquella situación.

- ¿Manjiro? - le llamo, preocupado por lo que podría pasar.

El tatuado frunció el ceño, con cierto recelo.

- Ve, Koko - le sonrió cálidamente - Estaré bien.

Ambos dejaron a sus amigos en aquella mesa.

Hajime no dejaba de mirar al pequeño rubio, se veía tan roto, no quería apartarse de su lado.

Pero no podía desperdiciar la oportunidad que le daban.

La oportunidad que Manjiro le daba.

Tal vez, solo tal vez, podría recuperar a Seishu.

- Inupi...

- No hago esto por nosotros, Hajime - le interrumpió.

Este le miro dolido.

Su cabeza se lo decía a gritos.

Eres un idiota por pensar en que podrías recuperarlo.

Sacudió su cabeza quitando esos horribles pensamientos y así logro continuar.

- Lo se - le respondió - pero al menos escúchame, Seishu.

Este le miro desconfiado.

Le dolía, le dolía tanto que se corazón se estrujaba de tan solo recordar lo que había pasado.

Había visto como el pelinegro era consentido por otra persona que no era él, eso lo llenaba de enojo, una gran ira que iba acompañada de un dolor y tristeza inimaginables.

Pensar que él era feliz con otra persona mientras él aún sufría por su amor.

Pensar que tan fácil era para él comenzar de nuevo mientras el rogaba que lo buscará, que lo abrazara y lo llenará de besos.

NO SOY ELLA... |TR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora