♦ II ♦

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Draken








La primera vez que lo vio al disolver su pandilla le causó gracia, lo había estado ignorado unos días y finalmente ahí aparecía, río con gracia, sus berrinches le hacían reír.



De espaldas le recordaba tanto a ella que no pudo ante sus impulsos y lo besó.



Realmente no pensaba llevar todo eso por mucho tiempo, pero pasó el primer año.



Un noviazgo feliz junto a su mejor amigo, realmente creyó que la olvidaría, que vería a Mikey como es y no a Emma, pero sucedió, sin querer dijo su nombre, rompiendo un trozo del corazón de su pareja. No fue conciente de eso hasta unos días más, ignorandolo pues también veía como el otro rubio reía y era feliz, dejando el tema atrás.



El otro año lo disfruto más, reía, era feliz junto al rubio, más no podía dejar de imaginarse en todas esas cosas junto a ella, ignorando totalmente que decía su nombre inconscientemente.



Era un estúpido.



El tercer año creyó haber olvidado ese tema. Realmente disfrutaba pasar el tiempo junto a Mikey, era tan delicado, caprichoso, adorable y sobretodo peligroso, río ante ese pensamiento pero no pudo evitarlo, Emma si era delicada, adorable, muy amable y sobretodo merecía ser protegida, no pudo contra sus recuerdos y nuevamente la invocó.



— Emma... — salió de sus labios en un ferviente recuerdo de la pequeña rubia.



El cuarto año estaba decidido, iba a olvidarla, Emma podría haber estado a su lado, pero el destino no lo quiso así, en su lugar estaba Mikey, y era feliz, ese día quería despedirse de ella, tomo la foto en su mesita de noche y después de mirarla un tiempo, no pudo evitar que salgan todos sus sentimientos.



— Te amo — dijo nostálgico — Si tan solo te lo hubiera dicho y no hubiera sido un cobarde... — una lágrima traicionera bajo por su mejilla; enserio la extrañaba — Te amo, Emma — dijo nuevamente — pero ahora estoy con mikey, realmente lo quiero... pero aun hay una gran diferencia entre ustedes.


Después de un tiempo en silencio abrazo la foto.


— Tengo que dejarte ir, si quiero ser feliz con Mikey.


Salió de la habitación, miro por todo el lugar pero no había ni pista de Mikey, gritó su nombre una y otra vez, abrió cada puerta pero nada, tomo su moto y arrancó, gritaba su nombre, veía cada lugar en el que podría estar, lo llamaba por el celular, le envío cientos de mensajes pero no respondía.


Estaba tan asustado, habían pasado horas así que llamo a su grupo de amigos, no importaba que, los llamo sabiendo las reprimendas que le darían pero al menos ayudarían.


Buscaron y buscaron, la luna estaba en su apojeo y ninguno pudo pegar un ojo, su querido amigo/novio no aparecía, le preguntaron si habían peleado, discutido, si había sucedido un inconveniente, pero él siempre respondía que no, todos durmieron en la sala esa noche y a las 4 de la mañana reaccionó, y si el pequeño rubio le había escuchado, su corazón se estrujaba de tan solo imaginarlo, lloró silenciosamente, él no lo merecía.


Al salir el sol y dispuestos a salir nuevamente a buscarlo, se escuchó como se abría la puerta, dejando ver a un desganado rubio de ojos negros.


No reaccionó, vio como todos lo abrazaban y él quiso ser parte de eso, así que apartando a todos, lo decidió, él olvidaría a Emma, enserio lo haría, ahora solo quería ser feliz con el hermoso rubio en sus brazos, lloró diciendo que lo amaba y que por favor no se vuelva a alejar así de él, apretándolo más a él, se sintió completo.


Todo había pasado tan rápido, siempre a su lado, sus momentos felices opacaron los malos y estaba decidido, el rubio le pertenecería para siempre, decidido a pedirle matrimonio, era feliz a su lado y enserio creyó haberla olvidado.


— Quiero una vida contigo, Emma — dijo al final de la noche y unas lágrimas salieron de sus ojos al ver cómo reaccionaba el más pequeño.


Le pidió perdón, enserio lo lamentaba, lloró junto a él, más este con fuerza lo botó del cuarto.


— Enserio lo lamento — quería ser feliz a su lado, solo fue un pequeño desliz ¿Verdad? Él quería ser feliz junto a él, él lo amaba, mierda, enserio daría todo por él... pero aún no la olvidaba.


Vio como el pequeño anillo que le pertenecía al rubio salió por debajo de la puerta y no pudo evitar derrumbarse.


Se lamentaba, le pedía que por favor no lo dejará, enserio lo amaba, pasó minutos, tal vez horas cuando ya no escucho ruido detrás de la puerta, se asusto y con fuerza pateó la puerta para que se abra, pero él ya no se encontraba ahí, busco sus cosas, ropa, accesorios, cualquier cosa pero ya no había nada, solo una pequeña banderita de esas que te dan en un menú infantil.


Lloró, lo había perdido por su estupidez, lo había perdido quizá para siempre, y eso le destrozaba.

NO SOY ELLA... |TR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora