♦ XIII ♦

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SEISHU

¿Cuántos días pasaron?

¿Diez?

¿Veintiuno?

¿Dos mes?

No lo sabe exactamente, pero su corazón aún palpitaba fuertemente cuando veía una flor en la puerta de su casa.

A veces pensaba que era un estúpido por sentir esas extrañas emociones.

A veces pensaba que el detalle era tan tierno que no había problema en sentir esos confusos sentimientos.

¡Pero es que era un idiota!

¡¿Por qué aún sentía esas cosas?!

Las malditas mariposas en su estómago, odiosos sonrojos sorpresivos ¡Mierda! Parecía un adolescente nuevamente.

Trato de calmarse, hoy nuevamente saldría con el pequeño rubio, desde la primera vez que se encontraron ambos se habían llevado bien, tranquilamente podían hablar de cualquier cosa, sin importar tener filtro en las conversaciones, incluso solían hablar de cosas que nadie más que ellos podían entender.

Mikey era alguien increíble.

Lo descubrió cuando fueron a cenar y unos idiotas intentaron asaltarlos.

¡Ja! Ahí ambos descubrieron lo buenos que eran peleando.

Ahí descubrió tal poder que tenía el menor al dar esas poderosas patadas que parecían reiniciarte la vida.

Hoy en cambio esperaban tener una buena cena, justo ahora se encontraba limpiándose las manos, quitando todo resto de aceite que quedaba en esta.

Fue a quitarse el overol que traía por el trabajo y se dirigió a la pequeña oficina que tenían, dónde seguramente se encontraba Draken para avisarle que se iría más temprano y que por favor el cerrará el taller, aunque no faltaba mucho para que sea su hora de salida.

—— Draken, me iré temprano —— dijo golpeando la puerta pero nadie respondio.

Preocupado por su amigo abrió la puerta, esperando que todo esté bien.

Y lo vio, dormido en el escritorio, con una cajita a su lado.

Se acercó a moverlo un poco, haber si despertaba, más solo se encontró con una vieja foto en su mano, podía reconocer esos hipnóticos ojos negros.

Un Manjiro más joven se encontraba tomando la mano de su amigo, parecían tan felices.

Pero una foto engaña a cualquiera.

Ambos parecían ser felices y la pareja perfecta, él también tenía fotos así con Hajime, pero solo ellos sabían los problemas que se encontraban detrás de esas sonrisas.

Un doloroso pasado.

Aún así sabía todo el amor que le tenía su amigo al menor, sabía lo que este se esforzaba por volver con el pequeño.

Ganas de darle unos buenos golpes no faltaban, pero sabiendo que el ojinegro aún guardaba sentimientos por su jefe, intento ayudar.

¿Sería algo malo que lo llevará con él?

Por experiencia sabía que este aún no se acercaba al menor, aún así por palabras de Manjiro sabía que le dejaba pequeños postres como en su juventud.

Al igual que Kokonoi le dejaba flores a él.

Mikey y él se habían dado cuenta que estos idiotas se juntaban para entregar los regalos a sus respectivos dueños, Draken ayudaba a dejar las flores a él y Koko ayudaba con los postres y que estos lleguen a Mikey.

NO SOY ELLA... |TR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora