II

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  Iba reflexionando. Pensado en algún momento de su vida en la que su efecto caótico tuviera consecuencias tan grandes como para repercutir en su presente.

—Ash, hice muchas cosas terribles ¿Por qué ahora me pasa esto? Me podría haber sucedido ciento de años atras.— se preguntó, tratando de dar con alguna respuesta.

Estaba seguro que desde los diecinueve años (sino es que antes) sumaba a su historial cientos decisiones como acciones que en su presente no hacían más que darle problemas.

Luego de dar vueltas por Arcadia, se topo con un panfleto sobre un pequeño departamento, no lo dudo y fue hasta allí. Al llegar uso algo se su magia para convencer al casero de hacer el papeleo con rapidez. Ella sonrió como siempre, y el accedió. Le hizo firmar un contrato y la llaves de su nuevo hogar yacían en sus manos.

Estaba alegre con su nueva adquisición, le gustaba vivir en espacios pequeños, con muy pocas cosas. Se conformaba si podía poner una cama, una cajonera para su ropa, una esquina para la inservible cucha de White, y un gran tocador en el baño para maquillarse.

Alguien ingreso al ascensor, las puertas estaban a punto de cerrarse pero el grito de la bruja hizo que quien estaba dentro detuviera su partida. Arabella corrió, sin ver bien. Su mirada era hacia el celular, en cuanto la subió se encontró con la persona que menos esperaba encontrar tan rápido.

Su nombre se escapo de su boca como un susurro que le causo escalofríos a ambas.

La última vez que se vieron en los noventas, Arabella dejo a la personas en cuestión apresada a un radiador, para quitarle lo poco que le quedaba en la billetera y así empezar su nueva vida. Para decirlo en palabras aún mas sencillas, habían terminado mal.

Los azulados ojos de Zoe estaba abierto ante la sorpresa de toparse con la bruja, quien palideció con su presencia.

No pudo ni decir hola que la pelirosa la estaba arrinconado con fuerza contra el espejo del pequeño cubículo. Presionando la garganta de la bruja con su antebrazo.

—También me alegro de verte.— balbuceo a duras penas con el poco aire que pasaba por su garganta aprisionada.—Vengo en son de paz.

Comenzó a parpadear, y de la boca no salía más que un fino sonido a causa del apretón contra su cuello.

—Tu nunca traes paz.— mascullo Zoe.—¿Qué diablos quieres?

White que veía todo con cierto disfrute, se cansó de la ridícula escena. Dejó ser una pequeña gata para dar paso a una serpiente que ocupó gran parte del pequeño espacio.

—Ya suéltala ¿La quieres matar?— dijo mientras la empujaba con su cola al lado contrario de la bruja.

Arabella se inclinó hacia delante tratando de recomponerse por el fuerte apretón a su garganta. Tosía por el aire que entraba con cierta violencia a sus pulmones, y frotaba la zona magullada. 

—¿Cómo es que sigues defendiendo a esta bruja White?— le cuestionó a la gran serpiente que volvía a ser gato.

—Somos familia, deberías entender eso.— respondió, mientras frotaba su cuerpo contra la pierna de la bruja.—Cierto que no puedes, porque no tienes, así que no te intrometas, miau.— agregó un tanto enojada, tratando de fingir seguir serena.

El viaje en ascensor fue silencioso, y tenso. Zoe no le quitaba los ojos a Arabella que aun seguía con una mano en la garganta. La rubia no esperaba encontrarla tan rápido, pero si le era urgente verla. Hasta agradecía la extraña manera de verse, porque así evitaría a Hisirdoux.

—Vaya sorpresa, vivimos en el mismo piso.— dijo la rubia al ver donde se detenía el ascensor.—Siempre quise tenerte de vecina. Vivir cerca tuyo es mi sueño.

El destino de una bruja. [Tales Of Arcadia, Au. Douxie X Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora