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Zoe le había hecho unos retoque a su collar, cuando lo volvía a usar aquel hechizo de protección se extendió mas allá de solo protegerla de la magia corrupta ahora su poder acaparaba el espació de los sueños, fue así que las pesadillas se tranquilizaron, permitiendo que vuelva a dormir un poco mas tranquila de noche.

Fueron unas semanas tranquilas llenas de incertidumbre sobre lo ocurrido con anterioridad.

Un poco las aguas se calmaron con Zoe, a pesar que entendía que nada iba a ser como en su pasado donde tuvieron mas que una amistad, se conformaba con que la ex castaña no quisiera atacarla cada vez que se veían.

Con el único que aun no conectaba era con Hisirdoux. Algo le impedía permitiese al menos ser su amiga.

En su camino al trabajo, debes en cuando se cruzaban con la adolescente que supo llamar su atención solo que ahora iba acompañado de otros dos jóvenes de su edad, uno en especial traía consigo algo que activaba todos los sentidos de la bruja. Sin embargo al no querer meterse en lío le restaba importancia.

-Debes hablar con él.- le dijo Zoe a Arabella una mañana en la que las dos iban de camino a sus respectivos trabajos.-Hazle saber que estas bien.

-¿No puedes ir tu? Es que no se.- pregunto con cierta pena.

-Vamos Arabella, no puedo hacer todo por ti, tienes novecientos veinte años, estas grande.- respondió mientras le daba un sorbo a su café.-Nos vemos mas tarde.

Tenía razón, estaba grande, algo debía hacer, pero casi siempre metía la pata con él, y tampoco podía dejar pasar hechos de su pasado que lo involucraba.

1853, Japon.

Se encontraba cara a cara, ambos igual de exhaustos, sin embargo solo uno de los dos darian el brazo a torcer.

Las manos de Hisirdoux se apagaron y abandonó su posturas de pelea. Sus ojos dejaron de brillar, y su rostro manchado, con uno que otro hilo de sangre y raspones, se lleno de paz en un momento tan tenso.

Era Arabella quien aun sostenía su postura de defensa, no le quedaba mucha energía que él para hacer su arma, así que solo se limitaba a usar magia corriente.

Solo el cansancio de seguir peleando haría que uno retrocediera un poco.

-Vamos, rindete, dejame que te ayude.- le sugirió dando un paso al frente.-Estas en desventaja y lo sabes.

Tenía razón, de los dos era la bruja quien estaba mas herida. Venía corriendo desde hace unos días, huyendo de él, quien debía apresarla por huir de prisión, aun que también iba con la idea de ser su custodio algo que a la bruja no le gustaría.

-No des un paso mas o juro que me voy a deshacer de tu magia para siempre.- le amenazo Arabella sacando un frasco que contenía una luz azul brillante. -Porque no pienso entregarme, sabes muy bien que no hice nada esta vez.

Hisirdoux se tomó el rostro agotado, quería acabar con la enemistad que había entre ambos pero la bruja era muy testaruda y ambos muy orgullosos. Aceptaba que cometió un error y queria arreglarlo, aun que su idea no fuera brillante.

-No serias capaz.- se defendió ante su amenaza.

-Bueno, si seria capaz con tal de que me dejes de molestar.

¿Cómo es que habían llegado a ese punto? Donde ella le robo algo a alguien que le tenía aprecio. Todo era válido para su pronta libertad.

El destino de una bruja. [Tales Of Arcadia, Au. Douxie X Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora