Dentro del plano de las sombras, Arabella se perdió dentro de un recuerdo. Se había quedado dormida, y pese a lo ocurrido tras el momento en el que se encontraba, aquella memoria le daba algo de paz.
Hisirdoux y Clara iban navegado por la oscuridad, esquivando obstáculos, tratando de dar con algo que les conduzca a la bruja. Hasta que se encontraron con una gran arquitectura que le quito el aliento al mago.
—¿Qué? ¿Qué ocurre?— preguntó Clara tras verlo palidecer.
—Nada, creo que ya se donde esta Arabella.— respondió dirigiéndose a la gran iglesia que flotaba frente a sus ojos.
Hisirdoux se preguntaba como es que Arabella se había perdido en aquel sitio, para él fue un día horrible, se imaginaba que para ella también lo tendría que haber sido.
Al entrar, caminaron por un extenso pasillo oscuro, con una tenue iluminación violeta. Desde el fondo, donde había una puerta gruesa cerrada, se podía oír una melodía, que encrespó la piel de mago.
Fueron pocas las veces en que Hisirdoux y Arabella convivieron, cuándo así sucedía a la bruja le gustaba amanecer para hacer el desayuno. Tarareaba esa canción mientras amasaba galletas o preparaba café.
Hisirdoux siempre quiso que todo fuera así de tranquilo, pero sabía que con Arabella era algo imposible de obtener. Y solo se dedicaba a disfrutar por muy poco que durara.
—¿Qué hacemos en una iglesia? — preguntó Clara, tratando de de saber si lo que pensaba estaba en lo cierto.
Agitó la cabeza y volvió a la oscura realidad en la que se encontraba.
—Resulta que Arabella eligió perderse en el día que nos íbamos a casar.— contesto viendo el final del camino.—Otro día para la historia, fue lo mejor para ambos.— agrego dando un leve suspiro.
Clara no supo que decir, apenas era un bruja de dieciséis años ¿Cómo se consuela a alguien de mas de novecientos?
—Quizá no fue tan terrible, después de todo aun conserva el recuerdo.— comento con la intensión de que el sitio no se pusiera mas tenso de lo que estaba.
En silencio, llegaron al cuarto de donde provenía la melodía. Tras abrir la puerta, vieron a Arabella caminando en suma calma de una punta a la otra, en un gran vestido de novia de la época, parecía una princesa. Sin embargo, a pesar de la paz con la que cargaba, y la melodiosa canción que brotaba de sus labios, en su rostro reflejaba angustia.
Hisirdoux recordaba perfectamente ese día; habían pactado una forma en la que Arabella seria libre, donde ya no la perseguirían, al menos por algunas causas. Casarse en esos tiempo era renunciar al apellido de soltera y adoptar el de quien seria su futuro marido. Dejaría de ser Arabella de Pericles para ser Arabella de Casperan.
Era solo cuestión de un tecnicismo, no significaba pasar el resto de sus vidas viviendo juntos. Aun que para la bruja, en esos días donde la calma era algo nuevo, estar casada con alguien con quien siempre mantuvo un sentimiento, que para nada era un secreto, le agradaba. O al menos eso era lo que dejaba ver.
—¿Qué fue lo que paso entonces? Parece que si se querían.— preguntó Clara tras un breve relato. Su pregunta era una que se hicieron varios, hasta el mismo Hisirdoux.
—Dejemos de hablar de esto, y la despertemos para poder salir de aquí.— fue lo único que respondió.
Ahora la nueva incógnita era ¿Cómo traerla a la realidad? El alma de la bruja estaba absorta en el momento. Cada tanto se paraba frente al espejo para verse, sonreía. Danzaba alegré, no parecía disgustada con la idea del matrimonio.
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El destino de una bruja. [Tales Of Arcadia, Au. Douxie X Oc]
Fantasy✨Saga Destinados, libro 1✨ Traicionó la confianza de muchos, pero aun puede redimirse. Arabella decidió quedarse la noche en que Morgana murió, e Hisirdoux le pidió que no lo deje. No sabia que esa fue la primera mala decisión de cientos que toma...