Dulce y amargo de la poesía

La vejez

  Mi vida paso muy rápido. Viví momentos de amor y desamor, tambien de alegría donde pude irradiar de felicidad en mi
bella ciudad, pero ahora que estoy en la vejez me he quedado sola, me siento como un mueble más sin valor, dónde me invade el dolor.

  Al recibir la noticia que quedaría en silla de ruedas, en ese momento mi vida se acabo, me sumergo en la tristeza y en la melancolía ya que no podría valerme más por mí misma,
me deprimí recordando una y otra vez lo que fuí.

   Muchas cosas duelen,
y es verdad las acciones del ayer definen lo que hoy estoy pasando que triste resultado, solo mis palabras entornan mi sufrimiento; cuando lloro sin consuelo mis ojos se cansan de tanto llorar soy prisionera de mi propio ser y tengo que reconocer que es lo que coseché.

  Está soledad me asfixia, me hizo perder toda esperanza, soy una maleza en medio de la naturaleza; quiero volar y dejarme llevar como esa hoja que se la lleva el viento hacia un lugar incierto, este sentimiento que siento es sufrimiento.

  Al paso de los días, mi cuerpo se debilita, el tiempo ya no quiere que exista.
La muerte está anunciada, quedó muda porque no va a ver despedida. Veo el
color del luto que
viene por mí para llevarme, el día se acerca con sigilo, el silencio agoniza, mi rostro se dibuja el dolor pero yo sé que estaré en un lugar mejor; los recuerdos se tornan marchitos, el momento llegó, la luz de mis ojos se apagan, mi alma por fin descansa, en mi bella casa.

Anavimarortiz 🌻