Capítulo 7

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No tuvo ni los segundos para pronunciar una palabra cuando fue jalada por Ricardo hacia su habitación y una vez estuvieron ahí ella se sentó en la cama un poco confundida y su hermano cerró la puerta detrás de él.

—Está bien hermanita, cuéntamelo todo—menciono Ricardo acercándose a la cama para sentarse a su lado.

La chica parecía estar en su propio mundo; tenía las mejillas levemente sonrojadas y, desde que llego, no había quitado la sonrisa de su rostro. Se acostó en su cama suspirando.

—Fue...—rio, se sentía un poco tonta—, la mejor noche, me divertí mucho...—volteó a ver a su hermano quien también sonreía.

—Se nota en tu cara—soltó una pequeña risa—, pero, ¿te trato bien?

—Más que bien Rick, no tienes de que preocuparte por eso—sonrió aún más.

—Me alegro que te hayas divertido, casi nunca lo haces—Ricardo también se acostó sobre la cama, estando ambos con la mirada hacia el techo.

—¡Hey! No es cierto—Exclamo Teresa dándole un leve codazo.

—Bueno, si te diviertes, pero quiero decir que casi no sales—Teresa desvió la mirada hacia la cabecera de la cama, Ricardo continuó—. Tienes que disfrutar al máximo momento como estos, hermanita.

Teresa pareció pensarlo, sabía que su hermano tenía razón, incluso lo reconocía ella misma. Nunca salía los fines de semana como él; se la pasaba en su cuarto, ayudando a sus padres, leyendo o dibujando.

¿Sería momento ya de cambiar? Sin duda, ese propósito lo tiene en mente desde secundaria y jamás lo había intentado por... miedo.

Soltó un suspiro antes de responder—. Creo que tienes razón, casi no los veo después de la escuela—volvió la vista a su hermano y sonrió levemente.

—Yo me encargaré personalmente de que cumplas con eso—Ricardo sonrió, dejando salir una pequeña risa después.

Teresa también rio—. De acuerdo, hermanito—ambos rieron.

—¿Dónde están mamá y papá, por cierto? —Preguntó Teresa cuando estuvo más relajada.

—Siguen en una junta de trabajo, así que puedes soltar todo lo que tengas que decir sobre lo maravilloso que es Henry—respondió mientras le empezaba a hacer cosquillas a Teresa, quien sólo reía a carcajadas, tratando de hacer que parara.

-—Ya, ya... te lo cuento... pe-pero basta—pronuncio como pudo y Ricardo detuvo las cosquillas. Ambos se sentaron en la cama, el chico la abrazo por los hombros y Teresa comenzó a contarle todo sobre el baile.

—Bueno primero, cuando nos vimos, quedamos en estado de shock total, de verdad no podía hablar—hizo una pausa—. Se veía muy guapo—susurro haciendo sus mejillas enrojecer, Ricardo obviamente escucho eso y soltó una pequeña risa antes de que la ojiverde continuase.

—Entramos al baile y lo primero que hicimos fue tomarnos fotos en grupo y de nosotros dos, no podía con las caras divertidas que hacia—sonrió recordando aquello.

—Espera, antes de continuar—interrumpió Ricardo—¿Cuándo podrán ir a recogerlas?

—Oh, dijeron que el lunes en los descansos.

—De acuerdo, continua.

Sonrió levemente—. Luego él, amablemente, se ofreció a traernos bebidas a ambos.

—Mmm caballeroso, punto extra—volvió a intervenir su hermano, dejando de abrazarla y fingiendo tomar nota. Teresa rodó los ojos con una sonrisa aún en su rostro y siguió.

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