Justo cuando necesitas descansar súper bien para el siguiente día, es cuando uno no puede. La emoción y el crearse expectativas de lo que puede pasar son la causante de esto, es inevitable.
No tiene nada de malo imaginárselo, claro, ¡siempre y cuando no sea durante media noche!, todo está obscuro y en silencio que simplemente te da una intranquilidad en el pecho y una desesperación por que el tiempo pase más rápido. Cierras tus ojos tratando de conciliar el sueño, con la esperanza de que, al abrirlos nuevamente, al fin sea de día.
Incluso ya estando despierta la ciudad, aún faltaba mucho tiempo para verse. Una buena oportunidad para hacer quehaceres en la casa con la excusa de que el tiempo avance hasta que sea la hora, o inclusive jugando un rato con tus compañeros de equipo de fútbol, ¡lo que sea!, sólo matar el tiempo.
Teresa no podía explicar la emoción que sentía en su pecho, sólo sabía que se sentía con mucha energía, a pesar de haber dormido sólo seis horas, la perseguía la constante necesidad de estar haciendo algo.
Ricardo, que la conocía bastante bien, sólo la observaba ir de un lado a otro, buscando que otra cosa hacer. Por lo que le propuso una idea que a lo mejor y les gustaría y la ayudaría a olvidarse un poco del tema de la salida.
—¡Oye Tere! —Grito desde el sofá de la sala, inmediatamente escucho pasos apresurados por las escaleras.
—¿Sí?, ¿qué paso? —Dijo entrando a sala. Sus padres no se encontraban en casa ya que habían tenido que ir a trabajar, sin embargo, estarían ahí para cuando Teresa tuviera que irse con sus amigos.
—Como tienes al mejor hermano del mundo—Teresa rodo los ojos divertida—Te propongo algo.
Ella lo pensó un poco—Muy bien, escucho—dijo acercándose al sofá para sentarse.
—¿Qué te parece Karaoke de hermanos como los viejos tiempos?
Hace unos algunos años atrás, cuando Teresa tenía seis y Ricardo ocho, tenían esa tradición de que todos los sábados que tuvieran que quedarse solos o con su tía o sólo estuvieran aburridos, harían un karaoke para reírse de las malas pronunciaciones que tenían ambos, también para dejar pasar el tiempo cuando no había un buen clima para salir a jugar.
Lo dejaron de lado cuando Ricardo entro a la secundaria, pues ahora las responsabilidades aumentaban.
Teresa sonrió recordando aquello—Dios tiene tiempo que no canto.
—Mentira lo haces en la ducha—comentó divertido Ricardo echándose a reír.
—Cállate—dijo igualmente divertida, lanzándole una almohada.
—Entonces voy por los micrófonos—Teresa asintió en respuesta mientras Ricardo se levantaba para ir por las cosas.
Pasaron unos minutos cuando Ricardo volvía a entra a la sala con dos micrófonos en mano, le entrego uno a Teresa en lo que encendía la televisión poniendo YouTube en la pantalla. Los micrófonos eran por vía Bluetooth, por lo que sólo tenía que encenderlos.
—Listo, ¿quieres ser la primera en inaugurar el karaoke después de siete años que se abandonó?
—Mejor los dos—dijo un poco tímida, aún no se acostumbraba a cantar con público, aunque este fuera su familia.
—De acuerdo, espero que recuerdes la letra—mencionó mientras buscaba la canción. Teresa reconoció inmediatamente la canción, como olvidarla, Style, una de sus canciones favoritas.
Ambos cantaron, reviviendo esos momentos en su infancia que habían olvidado.
Cuánto habían cambiado no sólo físicamente, sino también su relación entre ellos. Al concluir la canción sonrieron mutuamente para continuar con la siguiente, y otra, y otra, hasta que pasó el tiempo y la tarde llegó, obviamente teniendo sus descansos para continuar otra vez hasta que sus papás llegaron.
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Trust You
Romance¿Qué tanta confianza tienes contigo mismo?, ¿con los demás?, ¿con tu pareja? ¿Eres capaz de creer en la palabra de alguien o te dejas influenciar por los demás? Un malentendido que pondrá a prueba la confianza de dos adolescentes que están iniciando...