Capítulo 23

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La emoción y la adrenalina estaban en el punto más alto de su cuerpo. Sí, haría una fiesta con sus amigos como cualquier año, sólo que la diferencia de este es que vendría ella. Ya habían pasado varios meses juntos, conviviendo y a pesar de eso, seguía teniendo la misma sensación de cuando la vio por primera vez. Algo muy difícil de olvidar.

Segundo año de primaria, primer día para Henry en su nueva escuela.

El nuevo cambio, no sólo de casa y de escuela, si no de país, lo tenía un poco en preocupación. No entendía mucho el idioma de ahí, a pesar de haberlo practicado con su hermana y su papá, y las constantes miradas que recibió por otros niños tampoco lo hacía sentir en calma.

Apretó un poco más el agarre que tenía con su hermana, quien en ese entonces tenía diez años.

—Ne t'inquiète pas petit frère, tout ira bien—dijo volteando a verle, sonriéndole.

Tout le monde nous regarde—ambos hermanos cruzaban por los pasillos camino a la dirección para recibir indicación de dónde estarían sus salones, sin embargo, era muy incómodo el trayecto.

—C'est parce qu'on parle d'une autre langue—explicó con calma, aunque a ella también le incomodarán las miradas.

—Soeur, regarde a cette fille—Henry detuvo su paso, dejando su mirada sobre una linda niña de siete años, quien tenía dos coletas en el cabello con pelo suelto, parecía estar esperando a alguien.

—Très mignon, n'est-ce pas? —A Paula se le encogió el corazón de ternura al ver a su pequeño hermano algo sonrojado y jugando con las manos.

—Oui... j'aimerais la rencontrer, j'aime ses yeux et son sourire.

—D'accord Henry, parle lui—propuso su hermana, de todos modos, todavía faltaban unos minutos para que iniciaran las clases y dicha pequeña estaba por el rumbo que debían pasar. El pequeño niño asintió dirigiéndose a la niña.

—Ho-hola—Henry llegó de manera lenta tratando de no asustarla.

—Hola, ¿eres nuevo verdad? Eesta chica sí que tenía mucha energía.

—Sí, me lla-llamo Henry, et toi? —Todavía tenía un poco de dificultad con las palabras, además de que era un poco notorio su acento.

Ella ladeó un poco su cabeza por lo último, pero al final supo entenderle y responderle—. Mi nombre es Teresa—ambos sonrieron mutuamente.

Y pensar que sólo sería un enamoramiento joven.

Y pensar que sólo sería un enamoramiento joven

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