Layla.
Mierda. El hecho de insistirle a las chicas para que me dejarán sola en el apartamento era porque eso quería. Estar sola, pero lo que no imaginé para está noche es que Keegan cambiaría esos planes, ahora mismo me encuentro en el mismísimo auto del malhumorado mitad y mitad llendo a lo que posiblemente sea mi futura muerte por estar metiendo mis narices en donde nadie me llama, porque seguramente por esto es que me está secuestrando, quiere asegurarse de que su secreto no salga a la luz y va a matarme, cubrir sus huellas y que parezca un suicidio.
Deja de ver películas de terror, Lay, ya estás muy paranoica.
Pero no por eso estoy mal.
— ¿Cuánto falta?
— Poco.
— ¿Cuánto es poco? — lloriqueo ya cansada de estar sentada, casi no siento mi trasero.
— Solo unos minutos más. — dice entre dientes y ruedo los ojos.
— ¡¡Eso lo dijiste hace cómo una hora!!
— Price, no me tientes. — su tono me da a entender que si sigo hablando estaré en problemas, así que me muerdo la lengua y me concentro en contar las casas que pasaban. Sin darme cuenta empiezo a mover mi pierna repetidas veces haciendo que Keegan explotara,— ¡¿Quieres quedarte tranquila de una puta vez?! No tienes por qué estas tan inquieta y mucho menos nerviosa, no te haré daño, maldición. — me dice Keegan y dejo de mirar por la ventana para mirarlo. Toda su vestimenta era negra como los típicos asesinos de las películas y si eso no es suficiente tenía en el asiento de atrás un bolso lleno de herramientas para descuartizar a sus víctimas. Casual.
— Eso mismo lo dicen los asesinos para que confíen en ellos y después, ¡BOOM! Adiós luz que te apagaste. — le informo. Keegan despega su viste de la vía para darme una mirada incrédula y me encojo de hombros.
— No soy un asesino, Layla.
— ¿Pruébalo? — lo ánimo.
— Si fuera un asesino, ¿Crees que hubiera desaprovechado matarte en tu propio departamento?
Mmm, buen punto.
— Tal vez querías algo más privado, tal vez para que no escucharán mis gritos — luego de que esas palabras salieran de mi boca me doy cuenta del gran doble sentido que tenía, Keegan suelta una carcajada haciendo que me sonrojara levemente,— y-yo no quise decir eso, bueno, si pero... no con ese sentido.
— Si que te doy miedo, ¿Ah?
Sí, pero ni loca lo diré en voz alta.
— No.
— Primero, no hay nada más privado que un apartamento solo, y segundo, nadie te habría escuchado porque te taparía la boca, princesa. — abro mucho los ojos sin saber que responder a eso, generalmente creí que se callaría o me callaría a mi hasta llegar a dónde sea que vamos y sería el fin de nuestra conversación,— Es broma, Lay. Mira, ya llegamos.
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Broken dreams
Teen FictionTodos soñamos con tener la vida perfecta, pero no contamos que con ella no viene la verdadera felicidad. Layla Price es el sinónimo de perfeccion. Hermosa, inteligente, amable y divertida; todos creen que su vida es perfecta, pero no es así. Keegan...