VI

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El mundo afuera está lleno de personas dispuestas a dañarte, otras a cuidarte, pero ¿Con que intensión te quieren mantener a salvo?

...

—Basta Ordom, ¡cálmate! —grito Hans, cuando reconocí su voz, comencé a llorar.

Estuvimos rodando unos minutos y solo corrían lágrimas por mis mejillas, Hans se mantuvo en silencio y condujo hasta su departamento.

—No sabía a donde llevarte en primer momento, espero no te molestes —pronuncio mientras abría la puerta del auto.

Cuando entramos, me hizo sentar en un sillón mientras fue por algunas cosas para curarme, tenía una herida superficial en la frente, y él se ofreció para curarme.

—No debiste irte así Ordom, TADEIM en las noches no es nada seguro —hablaba, mientras me limpiaba la herida con fuerza.

No me queje en lo absoluto, aunque me dolía bastante.

—Eres muy necia debiste esperarme, ese tipo no estaba jugando.

—Gracias —Me limite a decir.

— ¡No! pero la niña tenía que irse como molesta y ofendida —a medida que hablaba era más rustico.

—Basta, me estas lastimando, suficiente tuve con el loco de hace un rato — le aparte la mano —déjame yo puedo sola.

—No, déjame terminar a mí —esta vez fue más sutil.

Cuando termino se levantó, fue a su cuarto y regreso con una camisa.

—Toma ponte esto, sin querer dañe la tuya.

— ¡Sí! y no fue lo único que dañaste —dije haciendo una señal en mi frente.

—¡Uy perdón Señorita Ordom! siento haberla salvado de un loco.

—Dije gracias —conteste irritada.

—Solo cámbiate —indicó, dejándome sola.

Intente levantar los brazos, pero me dolían mucho, el loco me había magullado. Me vi el hombro y tenía un moretón enorme, imagine que fue el golpe cuando caí al suelo.

Hans llego al rato y yo aún estaba sin cambiarme, solo sentada en el sillón mirando todo el departamento, me sorprendía que aunque vivía sólo, todo estaba en orden. Recordé lo que le había dicho Oliver, solo allí fue que me di cuenta que estaba en el departamento de otro completo desconocido.

— ¿Por qué no te has cambiado? —preguntó, sacándome de mis pensamientos.

—No pude, no puedo levantar el brazo —le mostré el hombro.

—Eso se ve serio, creo que tendré que terminarla de romper —se acercó decidido.

—Espera, ¿qué harás? —me aparté.

—Ayudarte, es Obvio, quédate quieta.

Me voltee y el termino de rasgar la camisa, sin verme tomo la otra y la coloco con cuidado para evitar tocar mi frente, dio la vuelta logre meter uno de los brazos en la manga, cuando intente alzar el otro, me queje.

—Espera Ordom, déjame que te ayude —sugirió.

Paso su mano por debajo de la camisa, y tranque la respiración por completo, este levanto mi brazo izquierdo con total cautela, para intentar llevarlo a la manga de la camisa, aunque fue muy doloroso lo logró, solo después de eso respire.

—Hans, quiero irme a mi departamento.

—Deberíamos ir para que te revisen, creo ese brazo no está muy bien.

—No, solo necesito descansar.

Hans fue por sus llaves y salimos, en cuanto estuvimos en el auto me entrego una especie de crema.

—Colócate esto, te ayudara con el golpe —y arranco el auto.

Me la coloque como pude, y luego me recosté por completo en el asiento.

—Llegamos —dijo por fin.

Me levante y estábamos en frente a un sitio de comida.

—Este no es mi departamento —solté adolorida.

—Lo sé, pero antes de salir de la biblioteca dijiste que tenías hambre, así que antes de llevarte me asegurare de que comas algo —sonó bastante serio —baja.

Me baje y pidió unas pizzas, el sitio era como italiano, bastante bonito y yo parecía una loquita, me vi obligada a comer tres trozos de pizza, Hans termino de comerse el resto, no era para menos con su tamaño se podía comer mínimo cinco.

Después de un rato revise mi teléfono y tenía unas llamadas perdidas de Merry, imagino que estaba preocupada por la hora.

—Hans debo irme, Merry debe estar preocupada —le mostré mi teléfono para que pudiera ver las llamadas perdidas.

—Si fuera tu madre te llevo de inmediato, pero no me creo, ni me interesa la supuesta preocupación de ella —Llamo al mesonero y pidió un helado.

Mientras comía, era inevitable no observar cada movimiento, era tan misterioso, tomaba cada porción y observaba a todos en el lugar como si los odiaba, y de momentos me propinaba miradas extrañas, no sabía descifrar que quería lograr, me ofreció helado como en cuatro oportunidades y yo solo negaba con mi cara.

— ¿Segura que no quieres? —Pregunto por última vez.

—Segura, solo quiero irme.

Pasamos un largo rato en el lugar y solo cuando sintió compasión de mí, se levantó de su silla para ir al baño, cuando regreso no me encontró y golpeo la mesa, yo lo miraba desde afuera riéndome un poco de la escena, salió y cuando me miro llevo su cara hacia atrás, respiro y note tanto desagrado en su rostro que espere estática a que regresara con el auto, me subí en total silencio y mire por la ventana mordiendo mi lengua para no hacer ninguna pregunta como de costumbre.

Cuando llegamos a mi departamento, Hans me dejo y arranco el auto, Merry salió y al verme se preocupó muchísimo, no tuve otra opción que contarle todo. Esa noche ella decidió dormir en mi cuarto y estuvo al pendiente, lo supe porque no pude dormir y en cuanto ella se levantaba para ver cómo estaba, yo cerraba los ojos pensando en todo, no fue hasta las cuatro de la madrugada que pude descansar.

...

Capitulo cortito.

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