XXV

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NEUROSIS

...

Me desperté a media noche de golpe y había un hombre alto junto a la ventana, la capucha no me permitía ver su cara, me senté en la cama y él dio pasos lentos sin levantar la cara, mi corazón latía muy rápido tenía miedo, no estaba segura de gritar porque podía ser Hans.

Cuando estuvo cerca supe que no era el, levanté la mano para encender la luz pero no funcionó.

—Pequeña eso no hará falta —Rik levanto la capucha y mostró su dentadura.

— ¿Qué haces aquí? Vete o gritaré —ordene.

Camino rápido y me tomo del cuello con mucha fuerza.

—Es tonto que intentes hacer algo, tu mamá me ama y tu padre —Soltó una risa burlona —es un cobarde que nunca ha sabido cuidarlas —presionaba con fuerzas mi cuello y no me permitía gritar, estaba cortando mi respiración —si no gritas te suelto.

Al sentir que no podía más, levanté mis manos rindiéndome.

—Me estabas asfixiando —comencé a toser y Riko levanto la comisura de su labio con tanta malicia que mi estómago se anudó.

—No te haría daño mi amor, a menos de que te pongas muy difícil.

— ¿A qué te refieres? —me arrime pero él me halo con fuerzas y quedé acostada nuevamente, me intenté levantar pero con su mano presiono mi pecho.

—Tienes que colaborar pequeña mía —se me lanzó encima, y lo empuje iba a gritar pero sentí un cuchillo en mi abdomen y sabía que mi cuerpo no iba a resistir otra herida como esa —te dije que tenías que colaborar —hablo muy cerca de mi cara, me moví cómo pude y con una mano trate de alcanzar el vaso de vidrio que estaba en la mesa de noche pero me alcanzó la mano
—No quería hacer esto por las fuerzas.

Me levanto como una pluma por los brazos y me lanzó con tantas fuerzas que sentí que algo se quebró dentro de mí, quedé aturdida él se metió la mano en uno de los bolsillo y saco una cinta, me intenté levantar y me tomo por la espalda patee fuerte y alce un poco la voz tratando de pedir ayuda, pero tenía un dolor que me privaba, solo escuché su risa. Me tomo nuevamente por la espalda y me volteo, me coloco una cinta en la boca y presiono su cuerpo contra el mío, intenté golpearlo pero era tan inútil el solo se reía de mí y podía sentir todo su cuerpo, era asqueroso y desesperante, porque estaba listo para hacerme daño, presiono un poco más y con mi ojos intentaba decirle que no, las lágrimas corrían por la desesperación.

—Sé que pudiste sentirlo —cerré mis ojos y pasó su mano entre mis piernas —me traes loco preciosa —su voz cambio y mi corazón se paralizo, abrí los ojos y tenía encima de mí a Harrison.

Se levantó y escuché cuando soltó el broche de su pantalón y me desperté, Hans estaba sentado en frente de mí intentando calmarme, yo estaba completamente sudada llorando.

—Ordom estoy aquí, solo fue un sueño —me levanto y lo abracé, el pasaba su mano suavemente por mi espalda —Aquí estoy, solo fue un sueño.

—Sabía que no estaba loca, sé que habías estado aquí.

—No estás loca, no estás loca, no estás loca —repitió más de tres veces —pero yo si — sentí como un cuchillo atravesó todo mi abdomen —Nadie podrá hacerte daño, solo yo.

Me desperté, llorando desesperada todo fue sido un sueño, uno muy terrible. No podía contener las lágrimas y mi corazón saltaba con tantas fuerzas que sentí que se me iba a salir del pecho, prendí la lámpara y tome un poco de agua, vi la hora y eran las tres de la madrugada. Después que me calme un poco vi que en la punta de mi cama una rosa blanca y recordé sus palabras [me gustan blancas las rosas] la tomé y comencé a llorar nuevamente, podía ser una señal, Hans la pudo haber dejado allí para mí, o quizás estaba muerto.

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