ESPECIAL

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HANS MILLER

Jamás pensé que me sentiría así luego que Cameron murió.

...

—Nala necesito verte, siento que puedo recaer— mi pecho ardía.

—Hans estoy ocupada, tengo otros pacientes que atender, tu eres fuerte...

—No, te juro que puedo asesinar a alguien en este preciso instante, voy a tu consultorio ahora mismo.

—Está bien déjame cancelar a un paciente.

Colgué y acelere, a mi mente venía una y otra vez la cara de Ann, esos ojos que me hacían perder la cordura, pero que tenían la capacidad de calmar mis tormentas internas, esos mismos ojos me miraron con desprecio al saber que quise hacerle daño.

Mi teléfono comenzó a sonar y no quería atenderlo, estaba temblando de la rabia que sentía, tuve que haber dicho algo más, tuve que entrar al departamento y explicarle mejor las cosas, seguro me estaba odiando, y Rik ya le habría inventado muchas cosas para que ella no quisiera verme nunca más.

Golpeé el volante tantas veces, que escuchaba como las heridas recientes se abrían nuevamente y mis manos crujían ante el contacto, aunque dolía un poco no me importaba, el dolor pasó a ser un segundo plano para mí.

Frene el auto y el teléfono volvió a repicar, lo levanté para lanzarlo por la ventana, pero era de Robert, así que decidí tomar la llamada.

— ¿Se puede saber porque no contestas? —sonada furioso, pero me valía una mierda.

— ¿Qué demonios te pasa? —iba a decirle otras cosas para colgarle.

—Ann está mal —cuando escuché que la nombro me quedé en línea.

— ¿Que sucede con ella? ¿Cómo que está mal? Hace un rato la dejé en su departamento.

—La sacaron de emergencia, estoy intentando averiguar aquí en la clínica, pero no logro enterarme de nada.

—Pregúntale al doctor Rivers idiota, ¡que estás esperando!

—No logro ubicarlo, trataré de hablar con una enfermera.

—Voy para allá.

—No Hans espera, no creo que sea conveniente que te vean por aquí, además Riko está al pendiente de todo.

—Me vale una mierda ese imbécil, seguro se puso mal por las basuras que le dijo. Voy en camino y no sé cómo le vas a hacer, pero averigua que le pasó, y en cuanto llegue quiero verla.

Me desvíe hacia la clínica. Sabía que ya había perdido por completo, Paulina me importaba más de lo que imaginaba. Llegué y lo primero que hice fue colocarme una sudadera enorme, la capucha ocultaba gran parte de mi cara.

Entre por la puerta trasera y Robert estaba allí esperándome con una bata, lentes, mascarilla, guantes y un gorro.

—No pienso ponerme nada de eso —aparte su mano.

Robert me miró con desagrado.

—Es la única manera que entres a esa habitación — Escuché una voz bastante ronca.

—Disculpe doctor.

—Nada que disculpar, déjate de tonterías Hans y colócate todo rápido, antes de que autorice las visitas, mira que el intenso de Riko no deja de preguntar y ya no sé qué excusa inventar.

—Está bien y ¿Dígame está muy mal? —inquirí.

—Nada de qué preocuparse por el momento, fue solo un susto, pero esa chica está muy tensa, tuvimos que administrarle relajantes llegó muy rígida y con la saturación muy baja.

—Ok.

—Hans no vayas a hacer ninguna estupidez o me veré en la obligación de sacarte a la fuerza, te dejare entrar solo porque tu tío Robert me lo pidió, pero sabes que soy bastante estricto.

—No se preocupe, no haré nada que lo comprometa.

Termine de colocarme toda esa estupidez y el doctor me dirigió a la habitación, pasamos en frente de todos y ninguno me reconoció. Riko llamo al doctor y este me dijo que lo esperara en la habitación de la paciente 213, que hiciera un diagnóstico mientras él llegaba.

Cuando entré, baje la mascarilla y ella parecía que dormía.

—Paulina —mi voz comenzó a debilitarse — Aunque busque un buen motivo para odiarte día tras día, no pude, no puedo, quizás no por ahora, —Tome su mano y aunque sabía que ella no me escuchaba, seguí hablando como un cobarde incapaz de decirlo de frente sin sentirme como un idiota —Pero... Lo seguiré intentando, lo único que me importa es este momento. Cuando despiertes sé que quizás nada será igual, pero juro que moriría por tenerte de nuevo en mi habitación y poder verte dormir y acariciar tu cabello, saber que ese preciso momento es únicamente de los dos y que no me importa nada más, prometo que dejare de seguirte, prometo que mi padre no podrá hacerte daño y si tengo que entregar mi vida para salvar la tuya, valdrá la pena.

Me sentía tan estúpido, pero sincero que guarde silencio el poco tiempo que me quedaba allí, la contemple tan callada y hermosa, y me preguntaba aun en qué momento paso todo, como aun sabiendo que era la persona que busque por tanto tiempo, para que su familia sufriera y pagará por la muerte de mi hermano se me adentro en el pecho.

No sabía cómo llamar exactamente a eso, pero lo que si estaba seguro era que yo mismo daría fin a todo.

—Espero algún día logres perdonarme — cuando le di un beso en la frente, sentí cuando apretó mi mano y no creía en las señales del destino, pero eso me dio las fuerzas que necesitaría para hacer lo que quedaba en mis manos.

Robert entro en la habitación para avisarme que se había terminado mi tiempo y bese la mano de Paulina, cuando el me vio supo que había llegado el momento.

— ¿Lo enfrentaras? —pregunto solo para confirmar lo que él siempre supo.

—Sabes que no es lo que quería hacer, pero perdí de este lado.

—No estás solo.

—Lo sé, pero esto es entre nosotros.

—Él ya sabe quién es ella.

—Es por eso que ayer decidí buscarla, quise explicarle todo, pero nada paso como lo espere. Luego no tuve el valor para contarle la verdad.

—Vamos hay mucho por hacer —Robert me tomo del hombro y yo gire para verla por última vez —.No tienes por qué despedirte de ella.

—Sabes que desde pequeño no tienes que mentirme para hacerme sentir mejor. Me gustan las rosas blancas —sonreí con desagrado.

Robert me miró y también sonrió aunque, sus ojos estaban completamente tristes.

...

Un pequeño extra, pido disculpas por los errores, pero escribir desde el teléfono es un poco más complicado.

Espero terminar de dejarles la historia pronto. He tenido muchos inconvenientes con el internet, pero estoy buscando la manera de publicar, un abrazo.

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