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Creemos de pequeños que si nos escondemos bajo nuestra cobija, los monstruos no podrán alcanzarnos. Crecemos y aunque ya sabemos que no hay monstruos, usamos la misma cobija delgada, para ocultarnos de nuestros demonios internos. Pero ellos están siempre asechando, esperando que le des la oportunidad de salir.

...

La mañana estuvo bastante fresca, revise mi celular y logre ver en lo que quedaba de pantalla, que eran las 7:00am, muy temprano para levantarme de mi cama y más un domingo, ese día no quería salir de ella. Me arrope nuevamente pero escuche un poco de ruido fuera de la habitación.

—Mi quería Ann ¿estas despierta? —llamo Merry desde afuera.

Pensé en no responder, pero hace unos días no compartíamos mucho, así que decidí contestar.

—Si Merry despierta.

—Qué bueno —comento mientras entraba —Vamos levántate que hoy saldremos.

—Hoy domingo ¿Para dónde?

—Aunque no lo creas, por acá hay unos sitios cercanos bastante buenos —halo mi sabana.

—No Merry no quiero salir hoy —me coloque la almohada sobre la cara.

—Ann no seas aburrida, levántate que ya vienen por nosotras —quito la almohada —.Además, te tengo una sorpresa.

— ¡Sí! ¿Cuál? —pregunte.

—Arréglate y veras —soltó una risa traviesa.

En ese momento agradecí haber tomado la decisión de comprar algo de ropa, realmente ya me hacía mucha falta. Me coloque unos Jeans, y me sentí bastante extraña los pantalones que mamá compraba jamás se ajustaban a mi cuerpo como estos, y una blusa holgada azul rey, cuando vi mi cabello ¡Dios era un completo desastre! Decidí hacer una larga trenza, cuando empecé a buscar mis lentes recordé el día anterior al desagradable de Hans y sus últimas palabras, parecían una advertencia.

Salí de mi habitación y Merry estaba hablando con un chico, imagine que era su novio. En una oportunidad me comento sobre él y su belleza de Dios griego, solo sonreía y me parecía muy cómica, estaba completamente enamorada de él, yo solo la apoyaba, después de todo me importaba que ella estuviera bien.

—Mi querida Ann, que bueno que ya estas lista —Sonrió —.Te presento a Liam, mi novio —haciendo gesto al chico para que volteara.

—Un placer, tus eres la famosa Ann —dijo extendiendo su mano.

Cuando escuche su voz ronca me paralice por completo, solo me quede allí sin pronunciar palabra.

—Ann, ¿Qué pasa? —pregunto Merry extrañada.

—El chico entrecerró sus ojos y se acercó — ¿Qué sucede preciosa?

Y fue cuando recordé, ¿A dónde vas preciosa? Las palabras resonaron en mi cabeza como un eco, y recordé esa noche ¡No puede ser! Creo era el mismo que me ataco luego que salí de la biblioteca, aunque no estaba muy segura solo extendí mi mano tratando de que no se notara que temblaba un poco.

—Hola —respondí en seco.

—Ann ¿estás bien? —pronuncio Merry acercándose a mí.

—Si tranquila estoy bien solo que...

—Merry me interrumpió —No Ann estas muy pálida, ven siéntate un momento te buscare un poco de agua.

Trague el sorbo de agua, se me hizo amarga y desagradable, Liam me observaba como intentando recordar algo, o quizás era mi mente alucinando .

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