capitulo 3

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Five

-¿Que va a llevar señor?

-Rosas de castilla, por favor.-suspiré mientras ella tomaba las rosas y me las daba, le pague y sonrió, su sonrisa era tan angelical y hermosa, ella era hermosa, me quedé cautivado por su rostro y su esencia, ella era tan, pura.

-Niño Five…

-Doña Maria.-dije sonriente al ver a la señora regordeta acercarse a mí y abrazarme fuertemente.

-¡Mirate! Eres un verdadero galán.-sonreí ante su cumplido y volví para mirar a la chica quien se encontraba atendiendo a una pareja.- lamento mucho lo de Fiorella.

Fiore era mi novia, una mujer verdaderamente admirable, era hermosa y muy apasionada, ella me había enamorado con sus encantos, fue la primer mujer a la cual ame y jure que seria la ultima hasta que me crucé con esta joven de 16 años y sin saber su nombre me prometí encontrarla cuando fuera mayor.

Los recuerdos inundan mi mente mientras me encuentro sentado frente a la chimenea con una taza de té con leche que mi madre me preparó.

Mi madre, una mujer alta y hermosa ante los ojos de cualquier persona, desde que mi padre murió decidí tomar las riendas de los bares y negocios de mi padre, un hombre bastante frío, mi infancia se basaba en golpes y gritos por su parte, mi madre siempre me defendía pero de igual manera mi padre me golpeaba para enseñarme cómo defenderme en la vida, me dio clases de como disparar, de como tratar a la gente, siempre fue fiel a su esposa pero un dia en una revuelta entre mafiosos salió malherido y no alcanzo a llegar al hospital, murió en mis brazos y luego cuando pensé que mi vida estaba siendo soñada, mataron a Fiore, la violaron salvajemente dejándola con una hemorragia interna, falleció dos días después de ingresar a la clínica. Mi mundo era oscuro y Dagmar lo iluminó aquel dia con su sonrisa, al día siguiente de conocerla fui a buscarla pero ella ya no trabajaba allí y por lo que me dijo doña Maria ella solo trabajo ese dia ya que estudiaba y tenía que centrarse en sus estudios, la perdi y me había resignado hasta que un día la vi uno de mis bares, donde actualmente trabaja, cuando vi su foto en el archivo mi corazón volvió a tener esperanza, una torpe sonrisa se formó en mis labios cuando la reconocí y ahora, ahora voy a llevarla a cenar.

-¡Hijo! Venia a decirte que es hora, tenías que salir..-me levanté de mi sillón y avance hacia mi madre para darle un beso en su frente.

-Lo sé mamá, volveré tarde, es una cena con una amiga…

-Esta bien, cuídate mucho..

-¡Adiós!.-dije alejándome de ella y saliendo por la puerta principal.- Mauricio, llévame a su departamento.- dije mientras me subía al auto y rápidamente salimos hacia su hogar.

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Dagmar

No sabia que mierda ponerme hasta que Ambar optó por un vestido negro basico y unos tacones del mismo color, estaba bastante bien, me alice el cabello y me puse un poco de maquillaje.

-¡Estas sexy! ¿Acaso mi amiga hoy por fin dejará de ser virgen?.-dijo en tono juguetón..

No voy a dejar que un desconocido sea el primero en mi vida, es algo valioso y significativo para mi.

-¡Ambar! Sabes como soy.

-¡Ayy! No follare hasta tener menopausia ¡Jaja!.-dijo sarcástica y me reí. Escuché un golpe en la puerta y mi amiga fue a abrir, era él con un traje negro, al parecer vamos combinados.

-¿Tú eres Ambar?

-si y tu eres Five, el amigo de Dami..

-Eh-sí digamos que sí.

-Hola Señor Vega.-dije sonriente mientras me acercaba, su mano tomó la mía y beso mis nudillos haciendo que una sensación bastante rara se posara en mi estomago.

-Estas preciosa.-me miró de arriba a abajo mientras yo me sentía pequeña ante su mirada tan profunda.- ¿Nos vamos?

Asentí y nos despedimos de mi mejor amiga.

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Un hermoso restaurante y bastante caro.

Tomamos asiento en una de las mesas del área privada y una mesera rápidamente tomó nuestros pedidos, tenía intriga, quería preguntarle el porqué pero temía asustarlo.

¡Al carajo! Voy a preguntarle.

-y bien Five. ¿porque tu repentino interés por mí?.-apoyé mis manos en la mesa.

-Sabía que lo preguntarías. Hace unos años te vi en el puesto de doña Maria. Me vendiste flores y desde ese día no puedo sacarte de mi mente.

Mis labios se abrieron un poco ante esto, tiene razón, por eso lo veía conocido, yo le vendí rosas de castilla, ahora lo recuerdo, se quien es.

-¿Cómo me encontraste? Pasó mucho tiempo desde ese día..

-empezaste a trabajar de Bartender en uno de mis bares, Alcalá.

Me moví nerviosa en mi asiento.

ESTOY CENANDO CON MI JEFE.

-¿Entonces eres mi jodido jefe?

-si Dagmar..

-eh-yo-carajo..-tartamudee, no solo es un conocido, es mi maldito jefe.- yo no debería estar aquí..

No dije más y me levanté rápidamente, ¿que dirían de mí al saber que salí a cenar con mi jefe? Pensaran que me lo folle o peor, que tengo una relación con él. Al salir del lugar la brisa golpeó mi rostro y empecé a caminar rápidamente cuando de repente unas manos me frenaron haciéndome chocar contra su pecho.

-Dagmar no escapes de mí, no tiene nada de malo…

-yo-no-yo lo siento tanto, no debí hacer eso pero es que, eres mi jefe.- volví a tartamudear mientras me perdía en sus ojos, bajé mi mirada a sus labios por un milésimo de segundo, respiramos el mismo aire, estábamos a centímetros, un mínimo movimiento y nuestros labios serían uno solo.- Five..

-Dagmar..-una de sus manos subió hasta mi mejilla acariciándola para luego bajar a mi cuello y mis piernas flaquearon ante su toque, sino fuera por su firme agarre en mi cintura caería al suelo. Volví a mirar sus labios pero lentamente me aparté.

-lo lamento, arruine nuestra cita.

-De hecho, podemos retomarla, pero no escapes nuevamente.

-No lo haré.-sonreí nerviosa y regresamos al restaurante.

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La noche pasó rápido, cenamos, nos reímos y bebimos vino, en unas horas nos tomamos confianza y decidimos ser amigos, tenemos tantas cosas en común pero de igual manera siento que esto es inapropiado. Estamos en frente de mi departamento, aún no me bajo del auto, nos miramos y de repente siento calor, su mano acaricia mi mejilla y pone un mechón de cabello detrás de mi oreja, sonrió y sin darnos cuenta estábamos cada vez más cerca, noté esto y ambos nos alejamos.

-Es mejor que me vaya..

-¡Buenas noches Five!

-descansa hermosa.-dijo y luego bajé del auto para acto seguido ingresar y subir a mi departamento.

Ambar dormía y yo me desmaquille y quite la ropa para ponerme bragas cómodas y una blusa de algodón gris de tirantes. Al caer en la cama mi cuerpo se relajó por completo mientras que por mi mente pasaba la cita que tuve con ese apuesto hombre y de nuestros dos acercamientos hasta que mis ojos se cerraron y me quedé dormida.





adicción (Five)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora